Se ha criticado mucho por las famosas foto multas aplicadas no solo en la capital de Coahuila, sino también en el caso de cinco ciudades más del país en donde se aplica ésta medida y que son: Puebla, Chihuahua, Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara.
Algunos lo consideran como una medida recaudatoria pero también hay que ser realistas que el crecimiento vehicular ha rebasado la cantidad de agentes de tránsito siendo imposible tener una cobertura amplia y completa de todos los rumbos de cada ciudad. Por otro lado, los quejosos siempre son aquellos conductores que eternamente andan chuecos no solo con los carros “chocolates” sino también quienes no tienen toda la documentación e igual los amantes de la velocidad que confunden las calles y avenidas rápidas con pistas de carreras.
Como dicen por ahí, el que nada debe, nada teme, aunque los problemas de vialidad son responsabilidad compartida tanto de los conductores como de la Policía y Tránsito. Es muy conocido que nueve de cada diez personas que son detenidas por un agente policíaco intenta sobornarlo, cuatro de cada cinco carecen de licencia para manejar actualizada y sólo cinco de cada cien quejas contra gendarmes resultan tener elementos serios.
A la culpabilidad de los ciudadanos que manejan, también cabe agregar que muchos policías tienen motivos de sobra para corromperse atraídos por el dulce encanto de unos “billetucos” ofrecidos por una gran cantidad de conductores corruptores.
Esta mezcla caldosa de corrupción ciudadana y policíaca ha ocasionado un terrible dolor de cabeza a las autoridades municipales coahuilenses que no encuentran una cura que resuelva a corto plazo el problema de vialidad, por un lado, la pobre cultura del conductor, por otra parte, la dudosa ética policíaca.
Pero existen otros ingredientes que aumentan los problemas viales como la pésima disposición de las calles, los cuellos de botella en horas pico, la carencia de la sincronía de semáforos, el siempre cuestionable criterio policíaco, el fenómeno del “cafre”, la falta de señalización, de presupuesto y el mal estado de las calles, entre otros motivos que sumandos, hacen un verdadero suplicio tener vehículo y manejarlo.
Por el rezago de elementos de seguridad y tránsito porque muchos elementos no han pasado la prueba de confiabilidad, cada vez hay menos motivación para entrar a la academia policíaca por sentirse amedrentados por el crimen organizado y su baja calidad por la renuencia de capacitación para ser más y mejores elementos policíacos, son una cruda realidad.
Otra de las características que predominan sobre los elementos es su porcentaje tan bajo de quienes concluyeron su educación profesional y tan solo por encima del 30 por ciento terminaron la secundaria. Esto deja ver un bajo nivel académico y falta de costumbre a la disciplina en las aulas; sin embargo, deben ser disciplinados en su trabajo memorizar un grueso documento sobre la técnica policíaca, aprender a usar un criterio en situaciones polémicas y hasta tener en cuenta normas de urbanidad para atención al público.
Ahora veamos el lado de los conductores, quienes cuentan con licencia de conducir, solo el 20 por ciento la tiene actualizada y si a eso le agregamos el otro gran porcentaje de quienes a la falta de licencia y la debilidad por corromper policías son sólo algunas de las monerías de los conductores coahuilenses sobre el exceso de velocidad y manejar en estado de ebriedad.
Es muy conocida una de las principales causas de accidentes viales, de acuerdo a la corporación policíaca municipal y son por manejar bajo el efecto del alcohol, exceso de velocidad, no respetar la luz del semáforo o altos en las esquinas y no guardar la distancia prudente con el vehículo delantero, sin faltar el texto, WhatsApp entre otras variedades de redes sociales que tienen los dispositivos inteligentes y otro granito al costal es el de aquellas mujeres amantes de pintarse o “colorearse” conduciendo el automóvil, pick up o vagoneta.
Pero aún hay más. Los conductores de la entidad no gustan por cumplir sus obligaciones luego de haber incumplido una responsabilidad. Solo basta echar un vistazo al rezago en el pago de multas de tránsito que reportan la Tesorería Municipal de los 38 municipios la mayoría de ellas no corresponden a sanciones que haya sido aplicadas a conductores cuyas infracciones fueran recientemente, sino son cuentas pendientes, en muchos de los casos de varios meses y años.
De acuerdo a términos legales sobre el cobro de adeudos, solamente puede hacer efectivas cuentas que tengan cinco años de antigüedad con la gracia del año en curso lo que suman seis años. En este sentido, hay multas que tienen desde 15 y hasta 20 años sin pagarse.
Es claro y toda una realidad que al ver la ciudadanía que no tiene cultura para manejar y ver que pese a tantos accidentes, más casos que nunca son reportados a las estadísticas, solo hay muy pocos policías dados de baja por el concepto de extorsión por año y es que la corrupción es de ambas partes. El clásico “te ayudo y me ayudas y ahí queda”, cosa que no se puede hacer con una cámara fotográfica o video ahora conocidos como foto multas en donde hay que reconocer en una parte que tienen sus fallas legales para poderse aplicar situación que cada autoridad tendrá que ponerse las pilas para llenar esos huecos legales. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org