Los reyes de España, Felipe VI y Letizia, recibieron de manos del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, las llaves de la Ciudad de México y el nombramiento como Huéspedes Distinguidos.
Durante la ceremonia protocolaria en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, el monarca español destacó el honor y emoción especial por recibir las llaves de una metrópoli tan rica en historia y vitalidad humana, “que camina con fuerza proyectándose al futuro”.
“Esta distinción, es para nosotros una invitación para convertirnos en chilangos, y formar parte de la apasionante aventura cotidiana que es sentirse ciudadanos de una de las ciudades más bellas y fascinantes del mundo”, expresó.
Tras resaltar que la historia de México está íntimamente ligada a la historia de España, resaltó que su país cree en México y por ello los españoles seguirán invirtiendo y ahondando la capacidad de cooperación en diversos temas.
Felipe VI subrayó que la ciudad de México es vanguardista, está llena de contrastes, de oportunidades, que puede atraer la atención de ciudades españolas e iberoamericanas para trabajar juntos y lograr respuestas a los grandes retos del Siglo XXI para las metrópolis.
Entre los retos el rey de España refirió la movilidad, la vivienda, el urbanismo, la preservación del medio ambiente, la seguridad, educación, agua, desechos humanos y educación.
A su vez el jefe de Gobierno del Distrito Federal destacó los vínculos históricos que existen entre los dos países, los cuales se han fortalecido, especialmente en los ámbitos académico, tecnológico, económico y cultural.
Luego de dar la bienvenida a la ciudad y agradecer la visita, recordó que la presencia de la comunidad española asentada en el Distrito Federal tiene varias décadas, y sus aportaciones en el campo político, de ciencia, académico y cultura, han sido invaluables.
“Recordamos un momento que marco profundamente nuestra historia contemporánea, la política que en un momento implementó el general Lázaro Cárdenas, en donde se recibió a muchos españoles que venían buscando un lugar donde encontrar una mano amiga y unos brazos abiertos y ese fue el lugar de la ciudad de México”.
“Y así sigue teniendo la mano extendida y los brazos abiertos, para España, desde entonces y hasta ahora”, ofreció el mandatario capitalino ante los monarcas españoles.