Cada generación pasa por lo mismo, en algunas del pasado se pueden considerar que fueron más rígidas que en las actuales y viceversa, pero siendo honesto ¿qué adolescente va estar conforme con cualquier medida o regla?.
Sin embargo, no hay que olvidar que todos alguna vez fuimos jóvenes en cualquier etapa de nuestra vida y diferentes vivencias hemos tenido, hasta enseñanzas, hábitos y costumbres siempre serán diferentes en cualquier época, sin importar en qué año se haya vivido una de las mejores edades de tu vida siempre existirá el gran consejo de tus padres o fastidios para otros en la advertencia sobre el cuidado de no dejar embarazada a una novia –en el caso de los varones- y el darse a respetar –en el caso de las niñas-, empero, lo que alguna vez me causó risa fue el típico comentario de los adultos: “Ésta juventud cada vez está peor..”
Ahora que soy adulto entiendo la expresión y sin caer en el error de decir que los tiempos de antes eran mejores que los de ahora porque honestamente, los mejores tiempos siempre serán aquellos que vives en tu actualidad.
Somos amantes de culpar a otros de los errores con tal de no ver los propios y hasta de pasadita echarle la culpa hasta al gobierno o los medios de comunicación al igual al Internet o redes sociales cibernéticas, antes que aceptar que cuando nos convertimos en padres la responsabilidad de saber educar a nuestros hijos siempre recae en los adultos.
Responsabilidad no correspondida más sí asumida por parte de nuestras autoridades para que no se convierta en un problema social han hecho de todo, aunque lo único que se ha obtenido de resultado ha sido un total fracaso en ellos.
Ni las masivas campañas publicitarias en torno al uso de tan difundida modernización de la mujer en éste siglo han evitado los embarazos en las jóvenes de entre 13 y 19 años de edad, donde se ha encontrado una incidencia de hasta arriba del 30 por ciento a nivel estatal, el porcentaje varía dependiendo del municipio, por mencionar de los más altos se encuentran Torreón y Piedras Negras.
Tanto en el Hospital General como en el Instituto Mexicano del Seguro Social atienden por encima de los 300 partos en adolescentes en lo que va del año por cada municipio, e incluso en su rango de edad tiende a la baja entre 12 y 13 años de edad siendo la edad más frecuente los 16 años en una generalidad en los 38 municipios de la entidad.
En el caso de Torreón es más alarmante la situación en donde las autoridades sí están preocupadas por querer hacer algo al respecto debido a que el porcentaje se mantiene por encima del promedio nacional.
No es sólo el hecho de que se presenten embarazos entre mujeres jóvenes. La preocupación para cualquier autoridad hablando tanto en las municipales, estatales y nacionales es la incidencia de abortos espontáneos y cesáreas que ponen en peligro la vida de éstas mujeres, pues según la óptica médica entre más corta sea la edad el riesgo incrementa tanto para la madre como para el bebé.
Además, el bloqueo de sus aspiraciones tanto educativas como laborales, impide que este grupo de madres jóvenes, que cada día se hace mayor, cuente con la preparación necesaria para sacar adelante a sus hijos porque en la mayor parte de los casos se convierten en madres solteras o al pasar el tiempo son abandonadas por el padre del bebé sin que tengan disponible una fuente de ingresos segura, o lo que es peor cada vez es más frecuente que éstos jóvenes papás se consideran padres con el hecho de llevar unos pañales y un bote de leche por semana a sus hijos que acaban de procrear, pero cada quien vive por separado y sin obligaciones más que a jugar a la “casados”, es decir, visitas conyugales para continuar con su vida rutinaria porque como dirían los chavos es lo que esta “IN”.
Aunado a ello, las condiciones óptimas de vida que les pueden brindar a sus descendientes son escasas y, generalmente, los hijos tienen problemas en su desarrollo físico, porque las madres no tienen preparación para alimentarlos sanamente y con obvias razones porque la mayoría de los casos durante la gestación de éstas muy apenas adolescentes se alimentan nada más de puras sopas “maruchas”.
Ante el problema de fecundidad temprana, instancias oficiales y privadas han hecho diversos programas enfocados a prevenir que los jóvenes inicien su vida sexual a temprana edad y así evitar que “niños se conviertan en padres de niños”.
El aumento en la incidencia de adolescentes embarazadas no es sólo un problema de salud, sino también un problema social, ya que tiene que ver con la inexistencia de una educación sexual entre la mayor parte de la población, y la proliferación de erotismo en los medios de comunicación, sobre todo en las famosas redes sociales del Internet, despertando la curiosidad de los pubertos, quienes empiezan a experimentar sus sexualidad sin prever un embarazo no deseado.
Casi el 30 por ciento de la población mexicana es adolescente, porcentaje similar al de Coahuila, y del total de partos que se han atendido en la que va del año en el Sector Salud; por encima del 27 por ciento lo abarcan las mujeres en edad aún adolescentes.
Es difícil de analizar la situación cuando vemos, por ejemplo, que Coahuila se ubica en el quinto estado con menor tasa de fecundidad en el país, que es del 2.43 en lugar 6 que teníamos antes, pero llama mucho la atención que no se puedan detener los embarazos entre las mujeres menores de los 20 años de edad. Es lamentable observar como el futuro de las adolescentes embarazadas se encuentran en un delgado hilo, en donde tal parece que la carne es más débil que las consecuencias. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org