Por Salvio Juliano
Precariedad política y desintegración nacional del México “revolucionario” a raíz de la invasión gringa de 1846 . La República pierde su articulación política junto con dos millones de kms.cuadrados del territorio así como la posibilidad de integración nacional. Una “revolución” iniciada y conducida por el invasor gringo llevaba la intención de desalojar la tiranía de un Porfirio Díaz que se oponía al avasallamiento y subyugación total del país por parte del gobierno gringo, montado en una política burda de expansión, engendro elaborado a tenor de un
“destino manifiesto” de inspiración fundamentalista: so pretexto de que “la virgen les hablaba”, se arrogaron arbitraria y suciamente un derecho de conquista. El agente y saboteador yankee Henry Lane Wilson organizó la subversión desatando un “motín” que por poco acaba con México. Consecuentemente, el nuevo orden Constitucional Mexicano no ha podido –a la fecha—instalarse en la práctica y el imperio yankee ha saqueado impunemente los recursos naturales, en particular minerales e hidrocarburos y ha convertido a México en colonia a su servicio, suerte de apéndice vulnerado por una explotación total y despiadada. En lugar de instituciones, México es avasallado por la mafia que el imperio instala para cuidar sus intereses. Esa mafia no le cobra impuestos a los negocios yankees pero hinca los colmillos en las magras carnes del contribuyente cautivo, el de los sueldos y salarios de hambre, de jornaleros, el que sostiene la riqueza imperial y la de la oligarquía autóctona, entreguista y proditoria que se hace pasar como gobernante democrático de un país siempre en proceso permanente de enajenación patrimonial. Por eso México siempre “ está en los huesos “. Cinco mil millones de dólares se destinan a las tres pandillas armadas, instaladas como fuerza de represión política, como en Tlatelolco y Ayotzinapa y en toda la violencia acumulada en los últimos cien años: tanques y aviones SÍ y formación de maestros normalistas NÓ. Escuelas decrépitas junto a los cientos de flamantes aviones “PILATUS”, comprados a Suiza y lanzados contra el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, armado con rifles de utilería, contra combatientes suicidas que no llevaban ni “huaraches”, a pie pelón. Se recuerda la brutalidad de un chacal, que había empezado por matar a la sirvienta de la casa con un rifle 22 y luego mató y reprimió a cientos de miles de opositores, en particular a los periodistas al servicio de la libertad. Armas SÍ, educación NÓ. A seguirle lamiendo al yankee las botas, como lo ha venido haciendo la última cuarteta infernal: Zedillo, Fox, Calderón y el entreguista actual. Vegetamos como cabeza a la que se le ha amputado el cuerpo, víctimas del imperio decapitador primo del Ejército Islámico: ¡ El imperialismo sigue suelto!