Elementos de la Policía Federal que resguardaban una zona de fosas clandestinas en Zumpango del Río, municipio de Eduardo Neri en el Estado de Guerrero, agredieron verbal y físicamente a tres reporteros de diferentes medios de comunicación, e intentaron arrebatarles sus cámaras, a pesar de que los comunicadores no penetraron en el área acordonada donde se realizaban trabajos de exhumación.
Los agredidos son: José Molina de la Cruz, fotógrafo y redactor en este medio informativo (Agencia Periodística de Investigación), el fotógrafo Alejandrino González de Formato 35 y, José de Jesús López, camarógrafo de Canal 10, quienes se dirigieron al cerro conocido como “La Sirena” para documentar la exhumación en fosas clandestinas a cargo de la Procuraduría General de la Republica (PGR).
Antes de llegar al punto donde se realizan los trabajos de exhumación, fuera del perímetro de seguridad marcado por la PGR, los reporteros fueron recibidos por cuatro elementos de la Policía Federal que les impidieron acercarse más a la zona acordonada.
Enseguida les exigieron que se retiraran por lo que los comunicadores tomaron algunas fotografías de una distancia moderada, atrás de donde incluso ya les habían marcado el alto.
Sin embargo, debido a que permanecieron en la zona, los agentes federales se molestaron y comenzaron a gritarles a los reporteros para que se retiraran. Los tres civiles entonces empezaron a caminar para abandonar la zona.
Sin embargo, los uniformados les dieron alcance metros más adelante y les marcaron el alto, amagándolos con quitarle las cámaras fotográficas y de video.
-Les vamos a quitar sus cámaras, dejen de tomar fotos y váyanse-, dijo un elemento.
-No nos la puede quitar señor, hacemos nuestro trabajo-, respondió uno de los reporteros.
Esta resistencia provocó que el policía (cubierto del rostro) enfureciera y comenzó a caminar empujando a dos reporteros, diciendo: “¿Quieres ver que si puedo quitártela hijo de tu puta madre?”.
Entonces el agente intentó arrebatar la cámara a José Molina, dándose un forcejeo en ese momento porque el comunicador defendió su equipo de trabajo.
Después de algunos segundos, al no lograr su objetivo el agente empujó a dos comunicadores durante varios metros hacia atrás, al momento que iba insultándolos.
“Después del forcejeo, nosotros comenzamos a caminar hacia donde habíamos dejado el vehículo, pero los policías comenzaron a seguirnos a bordo de una patrulla con el número económico 12388. Al llegar al vehículo nos subimos, después los policías nos pidieron que nos bajáramos para revisar la unidad. Nos dijo que iba a revisar el vehículo por que de seguro algo malo traíamos y era robado (el carro)”, relató uno de los comunicadores.
Agregó: “En lo que un oficial revisaba el vehículo, otro llegó y se me puso al frente, me arrebató una gorra que traía puesta, con ella me golpeó en la cara y me dijo: ´No me mires pendejo, con nosotros no van a estar jugando hijos de su puta madre´”.
“Después de la revisión, no se encontró nada malo en el vehículo y nos pidieron las identificaciones de los medios donde trabajamos, las llevaron a la patrulla y anotaron todos nuestros datos, para después entregárnoslas y nos pidieron que nos retiráramos sin antes seguirnos hasta la primer colonia de Zumpango”, concluyó uno de los agredidos.
Los comunicadores lograron capturar algunas imágenes de los policías que los agredieron, para denunciar este hecho que atenta contra la libertad de prensa y violenta los derechos humanos de los comunicadores, pero además de los familiares de las víctimas que, al no documentarse un hecho como este, podrían quedarse sin la oportunidad de identificar a sus desaparecidos.
En el Estado de Guerrero existen problemas fuertes en materia de desapariciones de personas. Las fosas clandestinas brotan por todos lados mientras cientos de familias que tienen a algún familiar desaparecido han sido ignorados en las agencias del Ministerio Público tanto en el Estado como en la Federación.
A raíz de la desaparición forzada de 43 estudiantes de Ayotzinapa en la ciudad de Iguala, en septiembre del 2014; diversos grupos ciudadanos se han unido para iniciar la búsqueda de sus familiares desaparecidos por cuenta propia.
Niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos recorren ríos, lagos, praderas y cerros tratando de encontrar a sus seres queridos en alguna fosa clandestina. Tan solo en Iguala han sido descubiertas más de 70 fosas de este tipo por los propios ciudadanos, de donde las autoridades federales han desenterrado a más de 120 cadáveres o restos humanos.
Fuente: Red-Noticias