Este breve comentario sobre el café le hará pensar dos veces antes de tomarse una taza, no porque sea dañino, sino porque sabrá que su bebida puede ser mejor que la que se la sirvió.
¿Sabe usted qué hay detrás de la taza de café que está a punto de tomarse? No, no deje de tomársela, esto que va a leer nada tiene que ver con adicciones, motivos religiosos o posibles daños a su salud. Sin embargo, tras leer esto y cuando sienta pasar esa deliciosa bebida caliente por su paladar, ya no le sabrá igual…sino mejor.
Tiene en su taza un café servido con una de azúcar y otra de crema. Si cree que esto es suficiente para darle sabor a su café, pruebe con una copa de licor de café o un buen brandy, ¿prefiere la canela?, ¿coco?, ¿o anís?
Su café es tan combinable y cambiante como una pizza o un taco. Su sabor depende no sólo de lo que usted tiene a la mano, sino de un muy, pero muy largo proceso de cultivo, selección, procesamiento, empacamiento, almacenamiento y preparación. En suma, ahí se puede decir que una taza de café como la humeante de su escritorio, es única en el mundo y nunca probará otro igual.
Todo empieza en las altas montañas, a una altura de entre 900 y mil 600 metros sobre el nivel del mar, la altura justa para que el cafeto pueda dar buena semilla, y donde se encuentra la mejor producción del mundo, como Colombia y México. Y en nuestro país en Veracruz, Chiapas y Oaxaca.
Aunque en gustos se rompen géneros, hay recomendaciones generales para escoger, preparar y tomar café. Seguramente algunas de las que aquí incluyo le habrán de interesar, particularmente porque le sentará bien en esta época de frío.
Para empezar, una de las recomendaciones más importantes es saber escoger el café, y definitivamente si opta por el de grano, estará haciendo lo mejor.
El café instantáneo, que lo prefieren el 80 por ciento de los consumidores de café mexicano, resulta no sólo cerca de dos veces más costosos que el de grano por el número de tazas que se preparan con el mismo dinero, sino que también es altamente irritante para su estómago.
Por ejemplo, un frasco de 200 gramos que le rinde unas 100 tazas de café, le cuesta un poco más de los 70 pesos dependiendo de la marca, mientras que un kilogramo de café de grano puede costar en 75 pesos y de tipo gourmet 120 pesos también dependiendo la marca, pero el punto es que éste le rendirá unas 300 tazas.
Pero, además el proceso de preparación del café soluble obliga a los industrializadores a meterle química, como aromatizante, conservadores y saborizantes artificiales. El sabor del café es una mezcla de sensaciones en los sentidos: amargura, acidez, aroma y temperatura, características que se consiguen desde el cultivo, hasta el tostado y la preparación.
Claro que será difícil preguntar a quién se le vende: Es decir, ¿tiene usted café cultivado a mil 500 metros sobre el nivel del mar?, o ¿podrían surtir una mezcla de café caracolillo y “robusta” con tostado quemado?
Si hablamos de variedades podemos señalar el caracolillo, que aporta el aroma, o el córdoba y planchuela, que se ocupan de dar sabor.
Pero antes hay que decir que el café tiene su cuna en Abisinia, Etiopía, muy cerca de Arabia, de allí el nombre de la variedad arábiga, de la que es el 95 por ciento del café mundial.
Aparte existe “robusta” que carece de aroma, pero aporta mucho sabor, por lo cual su destino es prácticamente para el café soluble.
Pero si por azares del mercado llegara usted a encontrar una variedad que se llama Marago Gype, cómprelo. Tendrá en su taza un café de gran amargura de mucho sabor y aroma, aunque ciertamente beberá un café casi transparente, pues no marca su color.
Hay los cafés de preparación exótica, a los que se les agrega coco rallado, anís, canela, cacao o piloncillo, y suelen ser deliciosos, aunque es recomendable beber sólo una o dos tazas que saldrá sobrando, pues con el empalagamiento basta.
Y hablando de cantidades, hay quienes opinan que con el café hay que medirse, puesto que tiene ciertos efectos en el organismo. Claro, como el hecho de que al contenerse cafeína; además, hablamos de una bebida diurética.
Sin embargo, conviene tomarlo porque está comprobado científicamente que activa la memoria y aumenta el coeficiente intelectual en un 5 por ciento. ¿Quiere ser más inteligente? Tome café.