Washington, 20 ene (PL) El presidente estadounidense Barack Obama criticó hoy a los republicanos en Detroit, estado de Michigan, por oponerse al plan gubernamental para rescatar a la industria automovilística de la bancarrota en que fue sumida en 2008.
Es extraño ver a personas que tratan de superarse unos a otros tratando de hablar sobre cuán mal van las cosas. Pero son la misma gente que dejó que esta industria fuera abajo, aseguró el mandatario durante un discurso en un centro de la United Auto Workers, sindicato de trabajadores de la industria del motor.
Obama habló después de visitar una feria temática como parte de los esfuerzos de la administración para demostrar la valía de las acciones de respuesta a la crisis en que se encontraba la industria automotriz de Estados Unidos al iniciar su primer mandato, hace exactamente siete años.
El rescate del gobierno federal costó más de 80 mil millones de dólares para salvar de la bancarrota a las empresas General Motors y Chrysler. Desde entonces la industria generó más de 640 mil nuevos puestos en manufactura y ventas, según cifras oficiales.
Aludiendo a sus críticos del partido rojo, Obama remarcó que su plan de rescate fue tildado de socialista y «me dijeron que iba a ser un desastre».
Por eso, cuando algunos de quienes optan por la presidencia son incapaces de admitir lo logrado, es imposible tomarlos en serio. Porque cuando se ignora el progreso hecho, entonces no puedes tomar buenas decisiones sobre hacia dónde tenemos que ir, argumentó el gobernante ante los trabajadores en la conocida como capital del motor.
Los rescates de la industria de automóviles fue uno de los temas centrales en los cuales Obama basó su campaña por la reelección en 2012.
Entonces los demócratas recordaron a los votantes un artículo de opinión del candidato presidencial republicano, Mitt Romney, titulado Dejen a Detroit ir a la quiebra, en el cual se oponía al plan de salvamento.
En su discurso de este miércoles, Obama también mostró su apoyo a la alcaldesa Karen Weaver y habitantes de Flint, urbe de Michigan que padece una crisis por contaminación de plomo en el agua potable.
Si yo fuera uno de esos padres (de Flint), estaría fuera de mí de pensar que la salud de mis hijos pudiera estar en riesgo, argumentó el jefe de la Casa Blanca, que ayer recibió en Washington a Weaver para analizar la situación.
El periplo de Obama no incluye sin embargo una visita a la urbe de unos 100 mil habitantes y que el sábado fue declarada por el Ejecutivo en estado de emergencia.