(Agencias) Los países del G20 prometieron hoy que usarán “todos los instrumentos” disponibles, incluyendo la política monetaria, fiscal y las reformas estructurales, para “fortalecer la recuperación”, pese a las reticencias expresadas por Alemania durante la reunión celebrada en Shanghái.
Las 20 mayores economías mundiales van a utilizar políticas tanto a nivel individual como colectivo para impulsar el crecimiento global, que se sitúa “por debajo de los objetivos”.
“Hay crecientes temores de que haya más revisiones a la baja” de las perspectivas del crecimiento mundial, agregaron los delegados en la declaración final.
En sus últimas estimaciones, la OCDE recortó las previsiones de crecimiento global de un 3.3% a un 3%.
“Acordamos que necesitamos hacer más para alcanzar nuestros objetivos comunes para el crecimiento mundial”, señalaron los ministros en la declaración, en la que aseguraron que utilizarán “todos los instrumentos disponibles”, tanto a nivel “individual como colectivo”.
En el comunicado final, los ministros de Finanzas y presidentes de los bancos centrales afirmaron que aunque la recuperación de la economía global continúa, “sigue siendo desigual”.
Esta reunión se produce en un momento en que el país anfitrión, China, sufre una desaceleración de su economía, cuyo crecimiento está en el nivel más bajo de los últimos 25 años.
Entre los riesgos mencionados, los ministros y presidentes de los bancos centrales citaron “los flujos de capitales volátiles, la posibilidad de una caída fuerte de los precios de las materias primas, el aumento de los riesgos geopolíticos, el golpe que supondría la eventual salida del Reino Unido de la UE y el creciente número de refugiados en algunas regiones”.
En el comunicado los ministros reafirmaron su compromiso previo de “abstenerse de devaluaciones competitivas”.
Diferencias con Alemania
El Fondo Monetario Internacional (FMI) también celebró el anuncio.
“Sin una acción colectiva y voluntaria (…) hay un riesgo de que la recuperación económica” se descarrile, dijo su directora gerente, Christine Lagarde.
Por su parte, el secretario del Tesoro, Jack Lew, dijo que la debilidad de la demanda es un tema clave.
“Tenemos que redoblar los esfuerzos para impulsar la demanda global más que depender únicamente de Estados Unidos”, señaló.
Sin embargo, en la reunión también quedaron al descubierto diferencias entre los países después de que el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, advirtió que las medidas de flexibilización monetaria han demostrado ser “contraproducentes”.
El ministro de la mayor economía de la Unión Europea también señaló que los programas de estímulo fiscal mediante el aumento del gasto público “perdieron eficacia”.
“El modelo económico basado en el endeudamiento ha tocado su límite”, proclamó Schäuble, que solo ve una salida en las “reformas estructurales”.
Esta postura se enfrenta con la tesis que sostienen Estados Unidos, el Reino Unido y China, que apoyan la utilización de instrumentos monetarios y fiscales para estimular el crecimiento, combinado con la implementación de reformas estructurales.
El ministro francés de Finanzas, Michel Sapin, dijo que si bien “la política monetaria no puede resolver todo”, los presidentes de los bancos centrales afirmaron en Shanghái que están dispuestos a implementar más medidas si fuera necesario.
Sapin dijo que si bien nadie está pidiendo que haya un paquete de medidas coordinado en los países, sería deseable que las economías más fuertes tomen iniciativas.
“Le pedimos a los países que están en una situación más favorable” que aprovechen para actuar con más fuerza.
Puede que haya “reticencias históricas y culturales” de algunos países a la hora de relajar el gasto público, admitió el ministro francés.
“La opinión divergente expresada por Alemania muestra que el consenso sigue siendo frágil”, estimó Lu Zhengwei, economista de Citic Bank International, poco entusiasta con la declaración final.
Los ministros tomaron consciencia de la gravedad de la situación pero “el problema reside en la ejecución”, de las soluciones, señaló.