En las primeras vacaciones del año, visto así cada vez más que por su simbología o representación religiosa, es decir, si la pascua no es realmente nada que ver con Jesús, sino el inicio de la primavera, pero tampoco es celebrada como tal, hoy en día se observa una cultura secular que celebra el equinoccio de primavera, mientras que la cultura religiosa celebra la resurrección.
No obstante, la Iglesia hizo una aceptación pragmática de las prácticas paganas antiguas en donde se puede disfrutar de ambos.
Lo que dice la historia por un lado donde se simboliza la muerte del hijo de Dios y su renacimiento, la superación de los poderes de la oscuridad, la maldad el sacrificio del Jesús para la salvación de la humanidad.
Por otro lado, la celebración de la pascua en donde un conejo esconde huevos coloridos para anunciar la llegada de la primavera y todas esas cosas divertidas no dejan de ser fiestas paganas.
En la actualidad la pascua se celebra con tarjetas, regalos y la novedad de sus productos vanos que la misma mercadotecnia los hace atractivos, pero no sirven para nada.
En ambas situaciones la comercialización se apoderó de estas dos costumbres celebradas en todo el mundo, aunque cada nación con su propio estilo. Tan solo por mencionar en México su venta de filete de pescado y su gran variedad predominando el cazón del golfo, las mojarritas, robalito, huachinango, turbina, huesos y cabezas de éstos mismos para el sabrosito caldito de pescado, y su variedad de camarones.
Aunque en todos los mercados sus propietarios dicen que son productos tan frescos sintiéndose el aroma del mar y que están recién llegados de nuestras costas que todavía se ven y se mueven por que los acaban de pescar.
Para los que no son gustosos de paladar para los mariscos también existen las espinacas, cabuches, flor de palma, lentejas, habas y chicales. Pero para darle aún más un toque de cuaresma mexicana está la famosa sopa de nopales, para los estreñidos por sus propiedades de alta fibra, que incluye chile poblano, epazote, y sin olvidar las tradicionales tortitas de camarón, pescado y de papa, así como los romeritos.
No hay que olvidar que como postres se tiene los tradicionales capirotadas que para las nuevas generaciones que no saben que son es pan preparado con canela, queso, tomate verde, piloncillo, pasitas y ralladura de naranja o queso.
Esto es solo una prueba en el rubro de la gastronomía restaurantera, puesteros o vendedores ambulantes que aprovechan lo que se vive en Semana Santa, sin embargo, esto es solo una muestra.
Existe otro sector que se ha beneficiado aún mayor y todavía escasos uno o dos días antes de iniciar esta las primeras vacaciones del año; fue el sector turístico en aquellas ciudades en donde existen esos módulos asistido por una o dos personas en las plazas comerciales, siendo notorio las grandes filas para preguntar por los mejores paquetes para viajar a las diferentes costas de México.
El sector hotelero reporta en sus diferentes playas una capacidad por encima del 90 por ciento, siendo esto una derrama económica muy importante para el turismo del país.
Es ahí donde te das cuenta sobre la capacidad de los mexicanos para endeudarse aún más ante una crisis que se ha venido anunciando desde el 2012 y que ha arreciado finalizando el pasado e inicio de este 2016 y es ahí donde al ver esas grandes filas preguntando por paquetes vacacionales: ¿Dónde quedó la crisis?, ¿Cómo le hace la gente para pagar?
Ya sea en pagos chiquititos, a 12 o más mensualidades a la gente no le importa y mucho menos al comercio, restauranteros, hoteleros y todo aquello que conlleve a una celebración religiosa o de pascua porque la comercialización, la publicidad, y la mercadotecnia de estas fechas hacen que ambas situaciones sean unas fiestas paganas pasando a ser unas fiestas de consumismo total.