¿Acaso hay un boom de la novela gráfica?

Para Hernández hay libros que tuvieron tal importancia que pasaron del papel a la pantalla grande como fue el caso de Persépolis, “esta novela gráfica que tuvo mucha importancia que aborda casos importantes dentro de la historia de Irán y dentro de la historia en general”.

Por Irma Gallo

“A veces es difícil distinguir novela gráfica del comic, pero quizá una de las formas de distinguirla es que hay una pretensión literaria en la novela gráfica. Y el mismo formato, de alguna manera, te dicta que ya estás hablando de un libro de pasta dura, que tiene más de 32 páginas, entonces por ahí puede quedar definida”, explicó el escritor y divulgador de la ciencia, José Gordon.

Hay quien utiliza el medio como un nuevo soporte de historias ya clásicas, como hizo la editorial Sexto Piso con Aullido, de Allen Ginsgberg, o bien para explicar fenómenos de la realidad cotidiana o recordar hechos históricos. Tal es el caso de José Hernández, que recientemente trasladó el libro del periodista Jon Lee Anderson, Ché, una vida revolucionaria, a la novela gráfica.

“Hay esta vertiente ya desde hace un tiempo. No sólo es un boom de la novela gráfica en algunos países, sino que hay una vertiente que se la ha denominado el periodismo gráfico, y que son historias contadas en forma de historieta que abordan periodísticamente ciertos casos”, José Hernández, monero.

Para Hernández hay libros que tuvieron tal importancia que pasaron del papel a la pantalla grande como fue el caso de Persépolis, “esta novela gráfica que tuvo mucha importancia que aborda casos importantes dentro de la historia de Irán y dentro de la historia en general”.

El libro del Ché se acaba de editar en España y ha generado buenas críticas por parte de los lectores y especialistas. En dos semanas se vendieron dos mil ejemplares.

Corre

José Gordon, periodista interesado en la difusión de la ciencia, el conocimiento en general, y la literatura, publicó en 2013 el libro La oveja eléctrica y la memoria del universo, junto con Micro, quien hizo la propuesta gráfica.

“Decidimos hacer una historieta en donde pudiéramos contar una aventura. Porque pienso que los mejores momentos de la historieta no es cuando te pones en términos didácticos a plantear ‘el día de hoy vamos a tocar este tema’  como si tuvieras que cumplir con una tarea pero ahora con el formato de historieta. Me parece que eso es mentirle a los niños. Si sabes contar bien tu historia entonces es posible que se pueda iluminar la aventura del conocimiento”, comento José Gordon.

Entonces eso es lo que nos propusimos. Contar una historia que fuera atractiva, que fuera divertida, pero que esencialmente fuera una aventura.

Para ambos lo importante es la historia, la atracción que cauce la forma de contarla. Sin embargo, el debate entre ponderar el valor que puede tener el dibujo o el texto (uno encima del otro) resulta una discusión bizantina.

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