Moscú (PL) Una carta abierta del Sindicato de Trabajadores Nucleares de Ucrania contra experimentos en reactores atómicos incrementaron la tensión del país, desestabilizado debido a las pugnas en la elite gobernante por el control del Ejecutivo.
El espectro del más trágico accidente nuclear de la historia, el de Chernobil, subyace en el contenido de la misiva en la que se insta al Ministerio de Energía e Industria del Carbón a derogar una decisión a la que los sindicalistas califican de «crimen».
La polémica salió a la luz pública en momentos en que la disputa por controlar del cargo de Primer Ministro mantiene inmovilizadas a las cinco fracciones parlamentarias (Bloque de Petro Poroshenko, Patria, Frente Popular, Partido Radical y Autoayuda), asociadas después del golpe de estado del 22 de febrero de 2014 para controlar el poder.
Negociaciones sobre la creación de una nueva coalición con la garantía constitucional de 226 votos están en marcha infructuosamente desde hace dos meses.
En este contexto, los sindicalistas advierten en el escrito que las nucleoeléctricas ucranianas fueron construidas durante la era soviética y técnicamente no siempre pueden ser utilizadas para el ajuste de la alimentación energética diaria.
La fuente denuncia que incrementar y reducir la potencia de los reactores nucleares varias veces al día en Ucrania, como proponen las autoridades, es un crimen, al recordar que un experimento parecido originó la tragedia de Chernobil.
Causó preocupación en la población ucraniana el 23 de marzo último la detención casi por completo durante 24 horas del funcionamiento de la central Yuzhno-Ukrainskaya, en la región de Nikoláyev.
Sospechosamente, la situación de emergencia coincidió con el debate sobre el uso de nucleoeléctricas para controlar la potencia del sistema energético del país, promovido por el Gobierno.
Citados por Lenta.ru, varios profesionales del sector advirtieron que decisiones de este tipo son riesgosas, y pueden traer trágicas consecuencias para Ucrania y sus vecinos, que en 1986 fueron amenazados por una nube radiactiva procedente de Chernobil.
Fuentes ucranianas explicaron que las tres unidades de Nikoláyev detuvieron sus labores por razones de «fuerza mayor».
La administración de la planta anunció el 6 de marzo el inicio «importantes obras de mantenimiento» en el tercer bloque de esa central, que debían prolongarse por 98 días.
Sin embargo, el 21 de marzo quedó también desconectada la segunda unidad para reparar el sistema de refrigeración del generador, y dos días después el primer bloque salió del servicio debido al mal funcionamiento del dispositivo de control de la turbina, según se informó.
El Ministerio de Energía guarda silencio ante las inquietudes de los sindicalistas y la población, mientras que la administración de la electronuclear asegura que los niveles de radiación dentro y en sus alrededores no sobrepasa el límite permisible.
Inquieta a los especialistas, empero, que una situación similar a la de Nikoláyev se observó en otras centrales atomoeléctricas ucranianas como la tercera unidad de la planta de Rovenskaya, detenida entre el 27 y el 31 de marzo «por mantenimiento rutinario».
Agregan las fuentes que a mediados de febrero uno de los seis bloques de mil Megavatios de la electronuclear de Zaporozhie, la más grande de Europa, fue detenido por una reparación de más de 100 días.
Los datos del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) precisan que en la actualidad Kiev cuenta con cuatro centrales nucleoeléctricas que poseen 15 unidades, de las cuales 12 operan desde la era soviética.
RECORDAR CHERNOBIL
Pese a las estrictas normas redundantes de seguridad establecidas para este tipo de industria, la Compañía Nacional de Energía (Ukrenergo) insiste en que las centrales electronucleares se ocupen del ajuste diario de la potencia energética del país.
Según lo planificado, esa medida entrará en vigor el 1 de enero de 2017, pese al rechazo de sindicalistas de esta esfera y expertos, quienes con escepticismo alertan sobre posibles desastres radiactivos de graves consecuencias ambientales dentro y fuera del país.
Una investigación del OIEA sobre el accidente de Chernobil confirmó que el 26 de abril de 1986 el equipo que operaba esa planta insertó las barras que moderaban la reacción en cadena para atenuar la potencia del reactor del tipo RBMK de mil Megavatios de potencia, y esta disminuyó hasta los 30 MV.
Este bajón podía poner en riesgo la continuidad de la reacción en cadena, y para evitarlo incrementaron bruscamente la potencia mediante la retirada de barras de control, pero con la planta a punto de apagarse, los operarios quitaron manualmente demasiados elementos del sistema de seguridad.
De las 170 barras de acero al boro que regulaban el funcionamiento en el núcleo, las normas de seguridad exigían que hubiera siempre un mínimo de 30 bajadas y en esa ocasión solo dejaron ocho.
Como resultado, con los sistemas de emergencia desconectados, el reactor experimentó un fenómeno que los ingenieros denominan «excursión de potencia» en un lapso muy breve, lo cual no fue detectado a tiempo por los técnicos.
Unas cuatro horas después de iniciado el experimento, a la 01:23 del 26 de abril de 1986, la sala de control se percató de que algo andaba mal, y cuando trataron de introducir de nuevo las barras de control mediante el botón de emergencia, estas no respondieron debido a que por el inmenso calor ya estaban deformadas.
En esas circunstancias, las desconectaron para dejarlas caer por gravedad, pero el resultado fueron fuertes ruidos y una explosión originada por la nube de hidrógeno acumulada en el núcleo del reactor, que incendió las toneladas de grafito contenidas en él y voló el techo de 100 toneladas de la planta.
Los reactores RBMK no eran construidos con estructura de contención de hormigón armado, como los más modernos del tipo VVER refrigerados por agua ligera a presión, y una gigantesca nube de aerosoles radiactivos se expandió por varias repúblicas de la Unión Soviética y otros países del norte de Europa.
OTRO EXPERIMENTO DUDOSO
En su misiva, los sindicalistas califican de «dudoso» otro experimento ordenado por Kiev y que consiste en «diversificar el suministro de combustible atómico para las plantas con la sustitución del proveedor ruso por uno estadounidense».
Los autores de la carta abierta se refieren a la corporación Westinghouse Electric Company, que el 17 de marzo último suministró material fisionable a la atomoeléctrica, entonces detenida, de la sureña ciudad de Nikoláyev.
Kiev informó que la operación se realizó «sin ningún problema», pero poco después todas las unidades generadoras tuvieron que ser detenidas, según destacaron los medios periodísticos.
Esa noticia provocó tal impacto, que el Ministerio de Energía de Ucrania emitió una declaración en la que recalcó que el incidente no está relacionado con los nuevos elementos combustibles, que según esa cartera «se utilizan con éxito en todo el mundo».
Los expertos, sin embargo, insisten en que por las necesidades técnicas específicas de las electronucleares construidas en tiempos de la Unión Soviética no es adecuado recargarlas con material fisionable creado por otros fabricantes.
«Los experimentos con el átomo son una ruleta rusa. No harán nada bueno», subraya en su misiva el Sindicato de Trabajadores Nucleares del país que no olvida el peor accidente atómico de la historia, el de Chernobil.
*Corresponsal de Prensa Latina en Rusia.