- Gobierno ignora necesidades de mujeres sobre la menstruación
Si una mujer comenzó su ciclo menstrual a los 13 años de edad y llega a la menopausia a los 50 años, significa que utilizará alrededor de 13 mil 320 toallas femeninas o tampones durante su vida fértil, lo que representaría un costo de 26 mil 400 pesos si en promedio cada unidad tiene un precio de 2 pesos.
Considerando este gasto para las mujeres, la senadora del Partido de la Revolución Democrática (PRD) Angélica de la Peña exhortó al Servicio de Administración Tributaria (SAT) desgravar las toallas sanitarias y tampones, y al Sistema Nacional de Salud a que realice campañas informativas sobre la higiene menstrual.
En un punto de acuerdo que hoy presentó ante el Senado, De la Peña afirmó que en México ninguno de los principales programas sanitarios ha examinado las necesidades de las mujeres en relación con la menstruación, ni la falta de recursos económicos para adquirir toallas y tampones, por lo que se debería reducir el porcentaje de pago del Impuesto al Valor Agregado (IVA).
Algunos países que han entrado al debate sobre el gravamen de las toallas sanitarias y los tampones, que al ser un producto básico para la higiene menstrual de las niñas y mujeres, consideraron que no deberían estipularse como un producto de lujo.
Entre los países que han reducido o eliminado el impuesto a estos productos está Gran Bretaña, donde el gravamen era de 17.5 por ciento, hasta que en el año 2000 la parlamentaria laborista Dawn Primarolo logró reducirlo a 5 por ciento.
En Kenia, en 2011 se eliminó el impuesto sobre los productos menstruales para reducir costos y estimular el mercado para las toallas sanitarias; Canadá en 2015 decidió dejar de aplicar el equivalente del IVA a los productos de higiene femenina; y en Francia se redujo el impuesto de 20 a 5.5 por ciento, la llamada “tasa tampón”.
El pasado 4 de marzo, un grupo de mujeres formalizó una demanda ante un tribunal del estado de Nueva York, Estados Unidos, para que se supriman los “discriminatorios e irracionales” impuestos a los tampones y compresas (toallas sanitarias). Desde entonces, al menos siete estados comenzaron a considerar la posibilidad de generar reformas legales al respecto.
A decir de la senadora perredista, en México no hay una reflexión sobre el impuesto que se cobra exclusivamente a las mujeres por el consumo de toallas sanitarias y tampones; por lo que llamó a analizar si se debe reducir el porcentaje del IVA o si estos productos deben quedar exentos del pago de este impuesto.
En su documento, De la Peña aseguró que la menstruación es algo integral y normal en la vida de la mayoría de las mujeres, por ello, la higiene menstrual es fundamental, pero consideró que “el silencio y el estigma” que rodean al tema hacen que este cuidado íntimo no esté entre las prioridades de la agenda de política pública.
En nuestro país, la vida fértil de una mujer promedio es de 37 a 40 años. En condiciones regulares, su ciclo mensual durará 28 días, con cinco días de menstruación, tomando en cuenta la recomendación de usar una toalla o tampón cada cuatro horas durante el ciclo menstrual (seis al día), por lo que al mes una mujer utilizará aproximadamente 30 unidades.
La integración de las mujeres al espacio público ha propiciado el desarrollo comercial de las toallas femeninas desechables y los tampones. Sin embargo, la política pública es omisa porque aún existe una percepción negativa y estereotipada sobre la menstruación, explicó en el punto de acuerdo.
Comercialmente, las primeras toallas sanitarias desechables aparecieron a finales de la década de 1890, pero pasaron varios años para que se convirtieran en un artículo de uso común femenino; mientras que el tampón moderno llegó hasta 1929.
La senadora consideró imperante que el SAT realice un análisis sobre el pago del IVA en estos productos, conforme a los principios de igualdad y no discriminación, partiendo de que son de primera necesidad para la higiene, lo que está estrechamente ligado al derecho de las mujeres a la salud.
Aunque Angélica de la Peña dijo que también es necesario reconocer que los tampones y las toallas sanitarias, siendo las opciones más comerciales, tienen un impacto negativo en el medio ambiente.
Las toallas y tampones se fabrican de algodón y rayón; al ser producidos en masa, contienen químicos como pesticidas y dioxinas; se utilizan y contaminan grandes cantidades de agua; además, en los vertederos, estas sustancias pueden filtrarse al agua del subsuelo contaminándola y generando problemas de salud.
Los productos son vendidos en paquetes de plástico no biodegradables. El desecho incorrecto de tales productos obstruye y arruina las instalaciones sanitarias. Esto aumenta los costos de mantenimiento y operación, además de que también pueden causar problemas de salud.
Al respecto, hay muy poca información de productos alternativos para la menstruación que sean amigables con el entorno, como la copa menstrual y las toallas de tela. Estos productos son más económicos, en relación con el gasto que realizan las mujeres en toallas o tampones desechables; además, generan menos desperdicios, son seguros e higiénicos, y una copa menstrual se puede utilizar hasta 10 años.
Por otra parte, la legisladora afirmó que en la escuela muchas niñas que menstrúan afrontan humillaciones, por lo que durante esos días dejan de asistir o incluso abandonan los estudios; y en el trabajo algunas mujeres pierden días laborales porque sus centros de trabajo carecen de instalaciones sanitarias limpias.
Así, observó que se debe impulsar desde el gobierno una campaña de información sobre la higiene menstrual y el uso de productos alternativos amigables con el medio ambiente, como un derecho de las mujeres y una obligación para el Sistema Nacional de Salud.
Fuente: Cimacnoticias