Los valores se maman

Guillermo Robles Ramírez
Por Guillermo Robles Ramírez

 

Siempre se ha dicho que las modas son cíclicas en la vida, todas regresan de una u otra manera, evidentemente con una aportación mínima a los tiempos actuales que se viven.

De la misma manera los otros rubros sociales y géneros como es la gastronomía, deporte, cine, literatura, entre otros más, pero en estas últimas semanas se ha incrementado la publicación de libros de superación personal, valores y moral.

Hay quienes no lo consideran importantes en la vida por el simple hecho de que no son necesarios para poder comer o mantener un estilo de vida, pero contrario a eso hay que considerarlos porque el tener valores y moralidad podrían guiar hacia una vida para poder alcanzar los objetivos nobles, en vez de ser controlados por motivos egoísta, costumbres, sucesos, accidentales, malos hábitos, impulsos o emociones.

El tener valores no sólo puede servir de guía, sino también son fuente de inspiración y motivación para el entusiasmo por la vida, es decir, hacer algo significativo.

Resulta como tema cotidiano el escuchar o leer comentarios u opiniones acerca de la necesidad y urgencia de fomentar los valores entre los ciudadanos, especialmente entre los jóvenes y los niños. Incluso se dice que es indispensable hacer cultura de ello.

La sociedad se manifiesta a través de sus autoridades y los medios de comunicación de todo tipo de sucesos, y por otro lado o al menos en nuestro país lo que son las redes sociales cada vez ocupan un espacio importante en la sociedad para ser escuchados o simplemente para que se haga justicia porque solamente cuando un video o una denuncia se convierte viral en México, es la única manera cuando las autoridades toman acción.

Tal pareciera que los acontecimientos políticos y económicos que han sacudido a los sectores sociales y productivos, como una deuda externa con los EU difícil de pagar, el incremento progresivo de los precios no solo de la canasta básica sino en todo lo que enmarca el consumo del capitalismo, la violencia generalizada en el territorio nacional, la desmitificación de los representantes populares y de los servidores públicos, han ocasionado a su vez, una crisis de valores dentro de la sociedad.

Los comportamientos no son como antes, pero tampoco significa que los anteriores eran muy diferentes porque cada época vive lo suyo, pero sí existe una escala muy enorme de la generación actual.

Los niños, los jóvenes y los adultos viven y se desenvuelven en un mundo lleno de información oportuna y veraz nunca inimaginable porque el gran proveedor de ello es el internet principalmente y las grandes compañías de televisión de paga satelital que permiten no solo informarse, sino ver sus transmisiones simultáneas de lo que pasa alrededor del mundo.

Hoy en día las guerras o conflictos entre países o movimientos sociales se transmiten por cable, televisión satelital e internet; al igual que las ejecuciones.

Los nuevos medios de comunicación detallan las noticias de corrupción, los escándalos y crímenes de connotados políticos y personajes del mundo del espectáculo o la farándula, como también resulta hasta noticioso la evasión fiscal de algún ciudadano considerado como “distinguido”, por pertenecer a una familia prominente.

Los comercios de renta de videos formales e informales, se han multiplicado como nunca en un afán de ganarle la carrera económica a los recintos cinematográficos, con títulos y temas que probablemente no se exhiban en las salas públicas.

Esta avalancha de comunicación moderna, es bien decirlo, ha traído beneficios a los ciudadanos. Ahora es posible informarse casi al instante de los sucesos de importancia no solamente del país, sino mundial.

Es fácil conocer cómo viven los ciudadanos de otros países en sus tareas cotidianas. Cómo perciben a nuestro país más allá de los océanos Atlánticos y Pacífico, de las fronteras norte y sur de la nación.

Con sólo encender la televisión o la computadora se puede observar el nacimiento de una mariposa o ver el mejor ballet del mundo. El acceso a la cultura nunca había estado tan cerca de todos.

En medio de todo este mar de comunicación se encuentran las personas que conforman este país. A ellas van dirigidas todas las noticias, información, y entretenimiento. Todos buscan como cualquier negocio, incrementar sus clientes y consumos, obviamente con esto sus ganancias.

No obstante, se comienza a hacer conciencia pública de las consecuencias que ha traído todo este volumen de información y diseminación de contenidos; las personas han modificado su comportamiento; ya no creen en las cosas, ni conservan los valores anteriores y, en busca de una congruencia estabilizadora, dudan y cuestionan las normas de la convivencia social. Se dice entonces que se han perdido los valores.

El común acuerdo de que se deben afianzar los valores sociales no es suficiente, pues es necesario la decisión política para transformarlo en acciones reales que permitan los beneficios esperados.

Así como la estrategia política ha encontrado en los foros de participación una salida para la consulta ciudadana acerca de los temas para la integración de la planeación gubernamental, de forma similar podría convocarse para lograr un acuerdo en los valores básicos o fundamentales. Posteriormente, se diseñan las estrategias pertinentes para que su asimilación social fuera dinámica y participativa.

Se hace mucho hincapié sobre la importancia de los valores tanto por las autoridades como el de la misma sociedad, sin embargo, en ambos lados no existe un espacio dentro de la agenda política, y ni tampoco dentro de la sociedad, sino simplemente se habla de ello como un simple tema de conversación, pero es algo que no se pone en práctica ni en el núcleo de la sociedad.

Hay que detenernos un poco en la velocidad cotidiana y capitalismo para enseñar a las nuevas generaciones un poco de los valores ahorita que estamos a tiempo porque después cuando son adultos difícilmente se aprende algo.  (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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