Por Víctor Gaspar
A partir de dos personajes secundarios de Hamlet, el británico de origen checo Tom Stoppard creó una pieza que primero estrenó como montaje teatral en el Festival Fringe y después llevó a la pantalla grande en 1990.Rosencrantz y Guildenstern han muerto fue proyectada en la Cineteca Nacional como parte de las conmemoraciones por el 400 aniversario luctuoso de Shakespeare.
“Tom Stoppard siempre ha defendido que a él le interesa, a través de sus personajes, postular creencias o conceptos. Entonces eso va un poco a contracorriente incluso de lo que Shakespeare hacía, porque Shakespeare tenía personajes que eran de carne, lograba que sus personajes tocaran empáticamente a sus espectadores y entonces nuestro enganche con ellos tiene que ver con pasiones humanas, pero Stoppard no. Stoppard lo que haces es demostrar una idea y entonces utiliza a esos personajes prácticamente de manera alegórica”, comentó Mariana Hartasánchez, dramaturga y actriz.
Stoppard desarrolla estos personajes en una cinta que se mueve entre la tragedia pero aún más el humor y lo absurdo.
“Tom Stoppard toma los personajes, los hace suyos y les da diálogos. Obviamente es un gran conocedor de Shakespeare, por lo tanto los diálogos de Tom Stoppard son Shakespeareanos al 100%. Primero fue una obra de teatro, luego se hizo película y tiene además dos grandes actores Gary Oldman y Tim Roth, que en aquel momento apenas iban empezando realmente sus carreras”, agregó el crítico de cine José Antonio Valdés.
Rosencrantz y Guildenstern han muerto también tiene ciertas conexiones conEsperando a Godot, de Samuel Beckett; con los diálogos introspectivos de Joyce y con la comedia de Monty Python. Pero la cinta es más que una suma de ingredientes.
“Trabaja también con actores con los que puede tener también una interlocución. Tom Stoppard siempre habla de que, para que pueda realmente completarse la escritura dramática, necesita un actor que sepa lanzar con suficiente tino la piedra. Él dice mucho eso, bueno, la comedia es muy difícil porque tienes que tirarlo a la medida justa”, concluyó Hartasánchez.