Kingston, 12 may (PL) El gobierno de Islas Caimán anunció hoy planes para fomentar la transparencia en su sistema financiero y borrar su imagen como paraíso fiscal.
El primer ministro Alden McLaughlin afirmó, en el marco de la Cumbre Mundial Anticorrupción celebrada en Londres, que Islas Caimán apoyará cualquier iniciativa para combatir a la delincuencia financiera global y frenar delitos como el lavado de dinero, la evasión fiscal y los fondos ilícitos.
En ese sentido, explicó que su gobierno suscribirá acuerdos similares al que tiene con el Reino Unido para proporcionar información de manera legítima a las autoridades pertinentes.
Además, reemplazará la controvertida Ley de Relaciones Confidenciales, descrita como «ley de secreto», por una legislación que permita un mayor esclarecimiento de los mecanismos que configuran los servicios financieros en ese territorio británico de ultramar.
«Hay una distinción muy clara entre secretismo y confidencialidad», comentó el ministro caimanés del ramo, Wayne Panton, al reconocer la necesidad de una colaboración internacional más estrecha en pos del cumplimiento tributario a nivel mundial.
No obstante, Panton catalogó al mismo tiempo de «desproporcionado» el enfoque sobre las empresas offshore en comparación con los grandes problemas que hay en los Estados Unidos, al que describió como un eslabón débil en la lucha contra los delincuentes de cuello blanco.
De acuerdo con el funcionario, pese a ser el principal promotor de la investigación que destapó el escándalo de los llamados Panamá Papers, en ese país existen jurisdicciones como Wyoming, Nevada y Delaware que incumplen los estándares globales de transparencia.
Considerado el paraíso fiscal más conocido del planeta, en Islas Caimán existe el doble de compañías que de habitantes, al tener registradas más de 100 mil firmas que, según analistas, ocultan 20 mil millones de libras esterlinas (29 mil millones de dólares) a la Hacienda británica.
Curiosamente, sin embargo, ese territorio disfruta de exención tributaria desde que el rey inglés Jorge III liberó del pago de impuestos como reconocimiento a sus colonos por salvar en 1788 a los sobrevivientes de un naufragio, entre los cuales se incluía un miembro de la familia real.