Séneca contra la depresión

Por Luis Chimal

(N22) El libro titulado El Prozac de Séneca del autor Clay Newman es una obra que invita al lector que ha sufrido en la vida  a conocerse, a enfrentar sus errores o aciertos, a dejar de auto-flagelarse o victimizarse, para poder auto-descubrirse, aceptarse y obtener la tan ansiada felicidad.
Dentro de este libro editado por Debolsillo se encuentran diversos pasos, consejos que realmente le ayudan a las personas a darse cuenta en qué lugar se encuentran parados. Muchos de estos pasos a seguir vienen con consejos que les pueden ayudar «a salir de hoyo», además les brinda una pequeña lista para que la gente se dé cuenta cuando ha superado sus problemas.
Sin embargo, en algunos puntos, el autor tiende a ser tajante con sus afirmaciones y es duro en su forma de escribir a manera de regaño, lo cual en algunos casos, es necesario para que el paciente se dé cuenta de lo que está haciendo mal, sin embargo esto no aplica para todos los casos o pacientes.
Hay gente que está tan deprimida que solamente responde a estímulos como regaños, fuertes aseveraciones e incluso con ironías que parecen groserías; sin embargo, hay otras personas más sensibles que podrían deprimirse por la falta de sensibilidad que tiene el autor, esto se debe a que parece que no utilizó las palabras adecuadas para referirse a las situaciones; un caso muy notable fueron sus “caquitas emocionales”, frase que parece más burla que un consejo para las personas deprimidas.
Lejos de estos comentarios, El Prozac de Séneca es un libro que logra bien su propósito al exponer la propia experiencia del autor contra los consejos que ofrece y que en mi opinión personal acertó al anexar las frases del propio Séneca como “Toda la armonía de este mundo está formada por discordancias”.
Clay Newman era un joven que no tenía una escapatoria de los antidepresivos, ya que desde muy joven le habían diagnosticado un cuadro depresivo agudo, síntomas que se debían a su herencia genética, y con altas probabilidades de suicidarse; sin embargo, y por obra del destino encontró un libro que decía Tratados Morales el cual le sirvió como un tratamiento para salir adelante.

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