Por medio de un amparo, promovido por la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA), la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje ordenó el embargo precautorio de diversos bienes de la empresa Mexicana de Aviación, incluidos los llamados “bienes intangibles” como son las rutas y los slots.
De esta forma se garantizará el pago de salarios a los 8,600 ex trabajadores de la aerolínea que perdieron su empleo cuando se declaró la quiebra en agosto del 2010, informaron a Rosa Náutica, Agencia especializada en aviación, fuentes de la delegación sindical de Mexicana representados en ASPA.
La resolución fue adoptada el jueves de la semana pasada y ASPA ejecutará el embargo “estando conscientes de que con esta decisión se respetará a las demás asociaciones, porque es un fallo a favor de todos los trabajadores de Mexicana de Aviación y de la industria aérea del país”, señalaron.
El embargo está sustentado en los términos del artículo 114 de la Ley Federal del Trabajo, vía por la que se interpuso el recurso del embargo precautorio a través de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje para proteger los bienes de la masa concursal que el síndico no tuvo a bien defender.
Estamos en el proceso de espera a que la Junta Federal cite al síndico de la quiebra, Alfonso Ascencio Triujeque, para que rinda un informe de lo que han sido sus 2 años de sindicatura y luego de que nunca acató las órdenes que le imponía la propia Ley de Concursos Mercantiles, señalaron en ASPA.
El síndico nunca se preocupó de buscar que los bienes que tenía Mexicana fueran liquidados a favor de los trabajadores. Entre los bienes a favor de los trabajadores se encuentran los llamados “intangibles” de Mexicana de Aviación, que son las rutas o slots con que contaba la empresa antes de su liquidación.
También serán motivo de embargo un almacen fiscal, 2 bodegas, el Centro Estratégico Operacional y el salón VIP en la salida internacional de la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
De hecho, estos últimos bienes fueron sometidos a una subasta y el síndico de la quiebra sacó dinero de la masa concursal para remozarlos y ponerlos a la venta pero la subasta se declaró desierta.