- Francisco recuerda la importancia de la ‘sana costumbre’ de olvidar las ofensas y de acercarse al Padre a través de la oración.
CIUDAD DEL VATICANO.- «La piedra angular de la plegaria es el Padre», si no somos capaces de comenzar la plegaria desde esta palabra «la plegaría no irá bien», dijo hoy el Papa Francisco en la homilía de la misa en Santa Marta, según publica la agencia Ansa Latina.
Rezar «invocando al Padre -dijo Francisco- es sentir la mirada del Padre sobre mí, sentir que aquella palabra, ‘Padre’, no es un desperdicio como las palabras de las plegarias de los paganos: es una llamada a Aquel que me dio la identidad de hijo».
«Este es el espacio de la plegaria cristiana -«Padre»- y luego rezamos a todos los santos, los ángeles, hacemos también procesiones, peregrinaciones… Todo bien, pero siempre comenzando con ‘Padre’ y en la conciencia de que somos hijos y que tenemos un Padre que nos ama y conoce nuestras necesidades. Este es el espacio».
El Pontífice comentó luego el Padrenuestro en la parte en que se reza para aprender a perdonar al prójimo, como Dios nos perdona a nosotros.
«Si el espacio de la plegaria es decir Padre -indicó- la atmósfera de la plegaria es decir ‘nuestro’: somos hermanos, somos familia».
Recordó así lo que ocurrió con Caín, que odió al hijo del Padre, odió a su hermano.
«Por eso -afirmó el Papa- es tan importante la capacidad de perdón, de olvidar, de olvidar las ofensas, esa sana costumbre», concluyó.
El Papa Francisco acaricia a un tigre
Por otra parte, el Papa Francisco recibió este jueves en el aula Paulo VI a los participantes en el Jubileo del espectáculo viajero, que lo llevaron a acariciar un tigre.
«No pueden imaginar el bien que hacen, un bien que se siembra, dijo, cuando tocaban aquella bella música de ‘La Strada'».
Entre las varias exhibiciones, los presentes interpretaron justamente también la música del film de Federico Fellini, muy querido para el Papa.
«Yo pensaba en esa muchachita que con su humildad y su trabajo itinerante consiguió ablandar el corazón duro de un hombre que había olvidado llorar, y ella no supo lo que había sembrado, estas semillas hacen mucho bien a tanta gente que ustedes tal vez no conocerán, pero estén seguros, ustedes hacen eso», agregó.
«Saben hacer nacer la sonrisa de un niño, iluminar la mirada de una persona sola, hacer a los hombres más cercanos los unos a los otros, y también pueden espantar al Papa al acariciar, pero son poderosos, ¿eh?», comentó.
Con estas palabras Francisco se ganó el aplauso de los participantes, que antes lo habían llevado a acariciar un tigre.