Por Víctor Gaspar
(N22) Ir tras las huellas de alguien conocido por su contribución artística, principalmente en las letras, y sin embargo, de quién se sabe poco, dado el halo que rodea su vida personal, ¿De quién hablamos? Se trata de B. Traven, quien fue tema de una mesa redonda en donde se abordó su contribución en áreas como el cine.
“Es tan enigmática y misteriosa que puede dar pie a toda una historia muy interesante. El propio Luis Spota cuando estaba muy joven, veintitantos años, siguió la pista durante varios meses y encontró una forma de migración a nombre de un personaje Traven Torsban. Lo encontró, lo localizó, habló con él. Sin embargo, él negó ser Traven. Eso dio pie a un reportaje”, comentó Rafael Aviña, crítico de cine.
Proveedor de historias para la pantalla grande como Rosa Blanca oDías de otoño, el alemán Traven se aproximó a la cultura mexicana del mismo modo en que lo hicieron sus amigos como Gabriel Figueroa o Tina Modotti.
“Macario, que es una obra importantísima del cine mexicano, porque estuvo nominada al Óscar como mejor película extranjera. Ganó el premio a mejor fotografía en Cannes. Roberto Gavaldón hizo una película muy atractiva, visualmente muy impresionante. Y López Tarso hizo uno de sus papeles más celebrados como este indígena leñador, testarudo, en la época de la colonia que quiere comerse solo un guajolote”.
No obstante, Rafael Aviña destacó el hecho de que no se enmarcan propiamente dentro del denominado cine de la época de oro.
“Las obras de Traven se escribieron esencialmente entre los años 20, 30, 40. Las adaptaciones realmente son posteriores. Pero sí tiene que ver mucho con esta cultura muy Mexicana que tenemos, que los gobiernos de ese momento, ya sea el de Avila Camacho o el de Miguel Alemán trataban de aportar y de apoyar”.
La mesa se realizó en el marco de la exposición B. Traven. Un hombre sin misterios que recientemente abrió sus puertas en el Museo de Arte Moderno.