México, 22 jun (PL) La sangrienta represión a maestros y representantes de movimientos sociales en Oaxaca tiene en un atolladero al gobierno mexicano, cuando hoy parecen abrirse caminos al diálogo con quienes se oponen a la reforma educativa.
El gobierno federal anunció una reunión para este miércoles con delegados del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), esa última a la vanguardia de las protestas en diversos estados y en la capital contra la reforma que, a esta hora tiene aprobación gubernamental y del Congreso.
Según un comunicado oficial, la cita será con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, segundo en la jerarquía del gabinete federal, y uno de los presidenciables para las elecciones de 2018.
La mesa parece servida aunque manchada de sangre tras los sucesos el domingo en Nochixtlán, en el sureño estado de Oaxaca, donde se enfrentaron cientos de policías federales, estatales y municipales con centenares de afiliados a la CNTE y de movimientos sociales y populares que se unieron a su causa.
Entre ocho y seis personas murieron, decenas resultaron heridas y muchos otros detenidas durante esos sucesos que duraron varias horas y se libraron incluso cuerpo a cuerpo.
La situación se complicó antes con la detención de varios dirigentes de la CNTE, recluidos en penales de diferentes estados.
Mientras tanto, la segunda comisión de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión aprobó una petición de audiencia que les hizo llegar la Coordinadora «para exponer puntos de vista nodales con respecto a la reforma educativa y, al mismo tiempo, para que esa instancia coadyuve a una mesa de diálogo entre los maestros disidentes y el gobierno federal para encontrar la solución al conflicto».
A su vez estudiantes y académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México celebraron una «megasamblea» en la Ciudad Universitaria de esa casa de altos estudios para decidir acciones en favor de los docentes opuestos a una reforma que sectores sociales del país consideran impuesta y con propósitos dudosos para los derechos alcanzados durante décadas por el magisterio nacional.
Quien sí parece fuera de las conversaciones en ciernes es el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, quien optó por la mano dura, incluidos despidos y descuentos salariales a los docentes.
Por su parte, el presidente Enrique Peña Nieto mantiene perfil bajo respecto al conflicto, luego de un mensaje en su cuenta en Twitter donde lamentó los incidentes violentos en Oaxaca, se solidarizó con las víctimas y apeló a solucionar el problema con apego a la ley.
La reforma pretende despojarnos de nuestros derechos, dijo a Prensa Latina Eleuterio Mendoza, maestro de Michoacán que participó aquí en diversas marchas. Para otros docentes, lejos de mejorar la educación pública, la reforma no tiene en cuenta la situación en numerosos municipios del país donde los docentes conviven en comunidades indígenas, en situación de pobreza e incluso donde predominan lenguas originarias.
Tales diferencias parecieran ser desdeñadas a la hora del examen de desempeño docente impuesto por la reforma gubernamental, por la cual los maestros, vengan de donde vengan, se sientan, responden a un mismo cuestionario frente a una computadora que, en muchas escuelas de Oaxaca no existe.
Se espera un dialogo tenso entre Segob y la CNTE
Por Orlando Oramas Leon