A los amigos justicia y gracia;
a los enemigos, la ley a secas
Benito Juárez García
Quienes solicitan al gobernador electo, Carlos Joaquín González, que las cosas se tranquilicen, que la concordia reine en Quintana Roo y los actores políticos actúen con serenidad y pensando en la justicia y el bienestar ciudadano, saben que las exigencias de justicia son precisamente para el mandatario que entrará en funciones el 25 de septiembre, y ante ello pretenden hacer pasar los actos de justicia por una simple venganza… y se equivocan.
Se equivocan políticos y medios de comunicación que pretenden hacer llamados a la calma, sea por iniciativa propia o consigna; pues ven en la “tranquilidad” que Joaquín González solicitó, apenas alcanzó el triunfo en las urnas, la esperanza de quedar impune ante los latrocinios cometidos, por ello ese llamado a la civilidad y tranquilidad es más alimentado por los que se van, que por los que llegan.
Ahora bien, la actuación gubernamental no puede entenderse como un “ajuste de cuentas” y en eso parecen también equivocarse quienes esperan que la administración joaquinista sea utilizada para venganzas personales, para colocarse en posiciones de ventaja y poder complacer apetitos particulares ¿acaso con ello no se caería en los mismos supuestos que hoy tanto se critican de las administraciones municipales y estatal que están por concluir? ¿acaso la bonanza será ahora sólo para el grupo entrante? Si el caso fuera, los afectados de esa situación serán los de siempre, los ciudadanos de a pie.
Ciertamente, el gobernador electo hizo un llamado a la tranquilidad, aseguró que no habría venganzas sino justicia, y recalcó además que llegaba con un ánimo de reconciliación social; todo ello antes de que el Congreso de Quintana Roo aprobara el llamado “paquete de impunidad”, con nombramiento de funcionarios que “blindarían” la gestión de Roberto Borge Angulo y dificultarían la acción de la justicia.
Ante tal situación, es comprensible –más no justificable- que quienes están a punto de dejar el poder magnifiquen el llamado a la concordia, aunque a la vez incrementen el encono con sus acciones; pero resulta evidente además que la llegada de la alternancia política a Quintana Roo trajo también la más accidentada transición del poder en su historia, de ahí que las exigencias ciudadanas se han magnificado hacia Carlos Joaquín, porque ven en las sanciones a los actuales funcionarios y autoridades la representación de décadas de opresión y subdesarrollo, de años y años de pobreza y desaliento; en suma, la justicia que esperan es no sólo por las últimas dos administraciones, sino por todos los gobiernos que hasta ahora ha tenido Quintana Roo.
Mientras todo esto ocurre, los que parecen no entender la realidad son los partidos políticos, ahí el PRI y su discurso de “escuchar a la militancia”, dejando intocada la dirigencia local que causó la debacle electoral; o PAN y PRD que ya preparan sus listas de “notables” para que Carlos Joaquín los coloque en su gabinete, sin mayor mérito que el haber sido candidatos derrotados en las urnas; o los que serán incluso sus diputados en la XV Legislatura, intentando desaparecer estructuras administrativas como la Gran Comisión del Congreso local, única figura administrativa que les permitiría empoderarse ante la minoría numérica que tendrán en el Legislativo los partidos en el gobierno.
El ambiente seguirá conflictuado mucho más allá del 25 de septiembre; de hecho, será justo a partir de entonces que la nueva administración deberá demostrar que el gabinete se conformará con base en el mérito y no en la cercanía política; que la justicia es mucho más que un discurso para ganar elecciones; así que la calma de Carlos Joaquín González no es seguramente la inacción que esperan sus adversarios, sino la espera para la aplicación de la ley a secas, sin justicia y gracia; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima. Sígame en Twitter @julianisaac77
Como siempre, le dejo notas que fundamentan lo expresado.