México, 3 ago (PL) La obesidad y la diabetes no son solo consecuencia de malos hábitos en la nutrición o por sedentarismo, también pueden ser provocados por contaminantes emergentes que llegan hoy a través de los alimentos, alertó un investigador mexicano.
Así lo dijo Roeb García, académico de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
García agregó que en las aguas subterráneas de América Latina, México incluido, hay contaminantes emergentes como trazas de aspirina, ibuprofeno, diclofenaco y carbamazepina, cuyos efectos pueden ser nocivos para la salud.
Estas sustancias se incorporan a los alimentos por el líquido que se emplea en el riego de cultivos y por los empaques.
Explicó el ciclo que se genera, es decir una persona ingiere un medicamento y lo que su cuerpo no absorbe lo desecha en la orina, la cual se traslada a las aguas subterráneas.
Los contaminantes regresan a nuestra dieta porque el 90 por ciento de las aguas tratadas con los contaminantes se utilizan para riego, por lo que son absorbidos por los cultivos y los animales, puntualizó.
Los vestigios de sustancias se introducen en el organismo y, por diferentes mecanismos, llegan al ADN, subrayó.
«Ahí lanzan una cadena de señales; en este proceso inhiben ciertos genes o expresan otros y generan un fenómeno llamado disrupción endocrina, que se sospecha favorece los padecimientos», detalló.
Hay evidencias de que la exposición a esas sustancias incrementa el riesgo de padecer obesidad y diabetes e incluso otras enfermedades, indicó.
El académico manifestó que en la Facultad de Química de la UNAM se impulsan tres líneas de investigación, a fin de encontrar respuestas a varias preguntas, entre ellas qué grados de exposición representan un peligro.