Argentina,tiempos de crisis

Por Gastón Fiorda

Buenos Aires, 7 ago (PL) Cada 7 de agosto, se celebra la festividad religiosa de San Cayetano, santo «del pan y del trabajo» para los argentinos. En esta edición, aconteció una multitudinaria movilización para reclamarlo, pero al terrenal Maurico Macri.
Con presencia de movimientos sociales, representaciones gremiales de las dos grandes centrales sindicales del país y sectores de la Pastoral Social de la Iglesia Católica en opción por los pobres, se realizó la ceremonia en honor al Santo Patrono de los más necesitados en el barrio porteño de Liniers.
Miles de fieles se acercaron a la Iglesia para pedir por trabajo, techo digno y comida frente a la profundización de la crisis económica que sacude a Argentina, y que hasta el momento el gobierno de Mauricio Macri no logra revertir.
Luego de la misa, hubo peregrinación hasta el epicentro de la historia nacional, la Plaza de Mayo, distante a 13 kilómetros del Santuario de San Cayetano. Una postal que recuerda las miserias sufridas por el pueblo en décadas pasadas, ante las mismas políticas liberales que ahora ejecuta Macri.
Sólo en el mes de julio -según datos oficiales- se perdieron más de ocho mil puestos de trabajo, y se decretaron siete mil suspensiones que pronto serán nuevos despidos. El consumo del mercado interno se desplomó 8,2 por ciento en los últimos 30 días, y la industria nacional cayó más de 10 puntos en lo que va de año.
En paralelo, el Gobierno parece estar más preocupado por llevar al estrado de los Tribunales de Comodoro Py a funcionarios de la gestión anterior o a referentes del campo popular como la emblemática presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini.
Citada a indagatoria por el juez Marcelo Martínez por la causa «Sueños Compartidos», Hebe, como comúnmente se le conoce, enfrentó un disparatado pedido de detención del magistrado que sólo a causa de una fervorosa reacción popular pudo evitarse.
En las últimas horas se conoció que el juez Martínez anuló la orden de captura y aceptó ir a la sede de la Asociación Madres de Plaza de Mayo para entrevistarse con Hebe a resguardo de todas sus garantías, sin amenaza de detención.
Agosto está resultando un mes muy complicado para Macri en términos de protestas sociales.
Comenzó con un paro docente en varias provincias, después otra protesta contra los aumentos de las tarifas sociales, siguió con un comunicado de las Centrales Obreras contra el ajuste y la movilización por trabajo en el marco de San Cayetano.
Pero no termina ahí. Ya está confirmada para el martes 9 la marcha a Plaza de Mayo de los sectores de izquierda, a fin de solicitar la reapertura de las discusiones salariales. Dos días después habrá paro nacional de docentes y marcha de las dos Centrales de Trabajadores de Argentina.
Y posteriormente, el 17, hay previsto un cese de actividades de todos los gremios vinculados con el transporte.
Sin embargo, el gran dilema que enfrentará Mauricio Macri será la unificación de la Confederación General del Trabajo, hoy dividida en tres fracciones, y la inminente convocatoria al primer paro nacional de todos los sectores sindicales.
Eso, de acontecer, representa un hecho histórico para un gobierno democrático que en su primer año de gestión sufrirá una medida de semejante magnitud.
Protestas sociales, ebullición en las calles, peregrinación por trabajo y comida, inflación descontrolada, y unos juegos olímpicos que no distraen lo suficiente como para establecer una tregua. Sin políticas concretas, no habrá Santo ni Dios alguno que alcance.

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