Por Irma Gallo
Desde una función en el penal de alta seguridad de Almoloya, hasta un show de cabaret con Regina Orozco en La Habana, pasando por la visita de Yoshi Oshida a México, Rodolfo Obregón reconstruye escenas de su vida en el teatro en el libro Sin ensayar, publicado por Ediciones El Milagro.
“Siempre quise contar esas historias o más bien las conté; las contaba una y otra vez pero de manera verbal, y desde hace más de 10 años pensé: un día voy a escribir esas historias», comentó Rodolfo Obregón, crítico y director de teatro.
I.G.:¿Cuál es el eje central del libro?
R.O. Es una crónica que parte de otra, de un texto que se publicó al día siguiente del asesinato de Juan Pablo de Tavira. El autor de esa crónica dice que Pablo de Tavira no distinguía la ficción de la realidad. Yo había tenido una experiencia años antes, cuando él era director de la prisión y fundador del primer penal de alta seguridad de este país.
En aquella ocasión el autor del libro fue invitado para ver lo que sucedió ahí.
«Era imposible definir dónde empezaba la ficción y dónde estaba la realidad, los planos estaban mezclados, tanto lo que pasó sobre la escena, como lo que pasó después con el pequeño público que pensé, justamente esta es la materia de mi libro. Asistí, y me tocó presenciar un espectáculo de cabaret de Regina Orozco, que otra vez desató una cosa absolutamente extraordinaria, relacionada con la diversidad sexual en un cabaret de La Habana. Es otro de los momentos donde lo que sucede es tanto o más interesante que lo que sucede sobre el escenario.»