Por Guillermo Robles Ramírez
La región lagunera, pero sobre todo los torreonenses, querían agua para mitigar el calor en las zonas urbanas, en cuanto a las de siempre demasiado tarde para los cultivos de temporada. Ahora le piden a dios Tláloc, para que ya no llueva más porque han sido insuficientes las plegarias la Virgencita.
Como el mejor de testigo de la cabecera municipal de Torreón el Cristo de la Noas, observa con tristeza cuanta calle, pero sobre todo colonias inundadas por las últimas lluvias registradas en esa región de Coahuila el patrimonio de muchas viviendas y comercio porque el agua se ha metido adentro porque el drenaje pluvial ha sido insuficiente.
Pero no solo a torreonenses, les ha llovido sino también al alcalde Miguel Ángel Riquelme Solís, a quien se le ha atacado no solo en redes sociales responsabilizándolo de los daños, exigencias de reparación e incluso en donde un ciudadano que ni siquiera se sabe si es torreonense utilizó un Facebook Time una de las últimas aplicaciones de ésta red social en donde se transmite en vivo, enfrentó de manera irrespetuosa, autoritaria, y acusaciones severas en contra del alcalde.
El alcalde de Torreón, sin caer en el juego de “David contra Goliat”, tuvo la mesura de responderle en el único segundo que le dio porque más que entrevista fue una lluvia de ataques que ni siquiera daba oportunidad a contestar en donde una vez más queda claro que el trabajo de periodista es exclusivo para los profesionales de la comunicación.
Mostrando una total ignorancia sobre el tema, al igual que el resto de los borregos que haciendo “memes”, sobre un problema de drenaje pluvial que no pertenece a la administración actual, ni a la anterior, y ni a la de hace 10 o 15 años atrás, sino se trata de décadas en su historia de planificación urbana en donde colonias que tienen más de 30 o 40 años atrás han sufrido el problema de las inundaciones no por culpa de ningún alcalde sino de los regidores quienes han ido aprobando la construcción de muchas colonias y fraccionamientos así como el crecimiento de la ciudad sin conocimiento y mucho menos con la orientación de Protección Civil en temas de éste rubro.
Durante décadas el crecimiento de Torreón se ha venido haciendo con fallas como éstas en donde el drenaje pluvial no es planificado ni a futuro, y ni mucho menos en un corto plazo, hasta en ocasiones la carencia del mismo y bajo la costumbre de decir, “en Torreón nunca llueve” y confiados bajo este estúpido pensamiento se ha venido haciendo muchas avenidas, calles y colonias que cuando son tiempos de lluvia siempre se ha presentado el mismo problema.
Es evidente que hay años en donde no llueve nada o son mínimas las aguas que caen del cielo en las zonas urbanas, pero cuando éstas llegan a caer y mucho más cuando se juntan fenómenos naturales como en las últimas semanas el problema es mucho mayor.
No se puede culpar a un alcalde de un problema que se ha sufrido por décadas, es decir, no es algo nuevo y ni de dos o tres administraciones municipales, sin embargo el comportamiento de muchos ciudadanos cuando se les quiere reparar o simplemente corregir este tipo de fallas siempre muestran una inconformidad porque representa una obra que no se ve y solo causa molestias sobre todo para los conductores porque las calles o avenidas son cerradas para meter un drenaje pluvial acorde a las necesidades o muchas veces lo ven como obras innecesarias cuando el problema no está presente como son las inundaciones.
Ahora bien, tampoco se puede hacer nada al respecto cuando está el problema encima ya que hay que drenar toda esa agua y posteriormente desarrollar toda una planificación y logística para meter drenaje pluvial que posteriormente no cause otro problema mayor porque por algún lado tiene que desembocar esa agua.
No se le puede quitar méritos cuando un alcalde sin importar la localidad visita el lugar de los hechos para constatar con sus propios ojos la magnitud del problema y poder tomar decisiones junto con su equipo de trabajo, pero tampoco se vale que existan “ciudadanos”, protagonistas que encima de estar viendo un problema en el que no aportó nada positivo sino todo lo contrario pretender de provocar en medio de una situación al presidente municipal como si fuera David y Goliat.