Cierre del gobierno en Estados Unidos, una amenaza latente

Mantener el gobierno federal abierto a partir del 30 de septiembre es uno de los retos que enfrentará a partir de mañana el Congreso estadounidense.

Washington, 5 sep (PL) La aprobación de una ley de gastos para mantener funcionando las principales agencias del gobierno es un problema para la Cámara de Representantes y el Senado, lo que se traduce en disponer de dinero para la financiación de los militares, los cheques del seguro Social y asegurar a los inversores mundiales que la primera economía mundial no se detendrá.

Según un artículo del comentarista John William, publicado en el diario The Hill, si el Congreso no actúa, habrá un gobierno cerrado semanas antes de una elección presidencial, algo que afectará la lucha por la Casa Blanca y el control del Senado.

En los llamados shutdowns, el Partido Republicano perdió crédito ante la opinión pública y los electores, algo que debe pesar a partir de mañana para aprobar, al menos, un financiamiento provisional de continuidad, estiman analistas.

William cita un sondeo del diario The Washington Post al asegurar que en 2013, una mayoría de los votantes -53 por ciento-, culpó a los republicanos por el cierre, mientras que sólo el 29 por ciento responsabilizó al presidente Barack Obama y a los demócratas.

Lo mismo, agregó, ocurrió en el cierre de 1996 cuando la mayoría de los votantes culpó al Congreso de mayoría republicana, no el presidente Bill Clinton.

Al respecto, los conservadores de linea dura del Caucus Libertad (republicanos) no se conforman y presionan por un acuerdo de varios años con más restricciones de tipo de secuestro que impida el aumento de los gastos del gobierno.

Su objetivo es prevenir que una futura administración demócrata en la Casa Blanca y con mayoría en el Senado, logre aprobar un acuerdo con un mayor gasto.

Trascendidos indican que el presidente de la Cámara baja, Paul Ryan, no pondrá a votación alguna iniciativa como la propuesta por el Caucus Libertad y que sería bloqueada por los demócratas.

La oposición al crecimiento del gasto gubernamental no tiene en cuenta que el déficit federal como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) se redujo en un 75 por ciento desde el primer año del presidente Obama en el cargo y que entre 2010 y 2014, el gasto discrecional como porcentaje del PIB se bajó un 25 por ciento.

Ante esta situación algunos expertos estiman que la respuesta más fácil para el Congreso es aprobar una resolución continua a corto plazo, lo que pasaría el asunto a más allá de noviembre, pero existen temores fundados de que los demócratas alcancen la mayoría en el Senado en los próximos comicios y apoyen un plan con mayores gastos.

Difícilmente los líderes de la Cámara alta, de predominio republicano, se opondrán a un presupuesto de continuidad, pues eso pondría en crisis a sus planes de mantener la mayoría, ya que esa acción dañaría a algunos senadores que se mantienen en una posición vulnerable.

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