Desafío: Gobernadores en Huida

Rafael Loret de Mola
Por Rafael Loret de Mola

• Derribos y Falsarios
• Gobernadores en Huida
• Las Cenizas del Ídolo

No es la primera vez. El 30 de abril de 2015, en las inmediaciones de Guadalajara, los elementos del poderoso e intocado grupo criminal, “Nueva Generación”, derribaron un helicóptero Cougar, matrícula 1009, con dieciocho elementos a bordo: cinco de tripulación, once pasajeros militares de mando medio y dos agentes de la Policía Federal. Al grave incidente se le restó importancia a sabiendas de que, por primera vez, se confirmaba que los cárteles más radicales ya contaban con misiles capaces de un operativo similar.

Hace una semana, el martes 6 de septiembre, la Defensa Nacional reportó la caída de otro helicóptero que transportaba a tres policías federales, amén del piloto, quienes murieron luego de intentar perseguir a uno de los grupos enfrentados en La Huacana, Michoacán, en donde, según dice, se “tiene controlada” la zona. Baladronadas del gobernador Silvano Aureoles Conejo, perredista de cepa y suspirante lejano a una candidatura presidencial, quien sigue rebasado por los mandos castrenses.

No hay duda de que el poder de fuego se ha acrecentado entre las mafias dominantes. La diferencia es que, en el caso de La Huacana –esto es en los alrededores de Pucuán del Río, otra comunidad perdida que se hará célebre por efectos de la violencia y la torpeza extrema de los organismos institucionales con poder de fuego-, y pese a que la aeronave pertenecía a la Procuraduría General y no al ejército, fueron los responsables militares quienes precisaron que en la agresión se utilizó una Barret calibre 50, acaso para despejar sospechas sobre la posibilidad de que se hubiese dado al banco con un misil. Ahora, los voceros de la Defensa actuaron más rápidamente para intentar despejar sospechas sobre los pertrechos en manos de las bandas de mayor rango en el país y ya capaces de operar igual a los terroristas de Medio Oriente y sus derivados.

El hecho, desdeñado por la mayor parte de los medios locales, encendió una aguda polémica entre los informadores estadounidenses –favorables al partido Demócrata, por lo general-, por cuanto a que confirman la tesis reciente de Hillary Clinton en el sentido de que “en México la violencia crece, la tortura también, y los feminicidios continúan”; un deplorable informe, pero cierto, como severa respuesta a la parodia de Trump, el perro rabioso, tras su visita infamante a México. Dicen que no puede ganar; pero, por desgracia, las encuestas comienzan a tomar una tendencia a su favor tras sus balandronadas contra el pobre “mandatario”, peña el descamisado.

No puede negarse, a estas alturas, que el mayor riesgo para este país, en este momento, no es sólo la ingente corrupción de sus dirigentes políticos –cada uno peor al otro-, ni la intromisión en las campañas de Estados Unidos –dice peña que las respetará pero no lo hace al tratar de justificar su indefendible invitación al perro rabioso-, ni la falta de visión en torno a los descalabros financieros que dañan la perspectiva de nación; lo más serio, y preocupante, es la capacidad bélica de cárteles y otras células delincuenciales, armadas hasta los dientes y con suficiente movilidad como para poner en riesgo la estabilidad nacional. De hecho, tienen en sus manos la llave de la puerta hacia la anarquía; y esto lo saben bien quienes, desde el poder, no saben cómo decírselo al señor de la banda… tricolor.

Insisto: desde 1999, cuando menos, he señalado a Jaime Camil Garza, padre del actorcito, como el principal contrabandista de armas desde Estados Unidos a México desde donde se colocan y envían a diversas naciones de Asia y África; es un negocio superior al de las drogas y, sin embargo, aun definiendo el nombre, NUNCA nadie, mucho menos la autoridad judicial, se ha dignado a abrir una indagatoria al respecto porque resulta que Camil se hace “amigo” de cada uno de quienes se convierten en huéspedes perentorios de Los Pinos. Sólo falta que duerma también allí como ya lo hizo e célebre guerrillero guatemalteco, Gaspar Ilóm, quien tomó el nombre del personaje central de “El Hombre de Maíz”, escrito por su padre, el Nóbel ilustre Miguel Ángel Asturias. Sí, fue precisamente en 1993, unos meses antes del levantamiento neozapatista en San Cristóbal de las Casas, como si se hubiera urdido todo, hasta sus consecuencias actuales, en los salones de la residencia oficial en donde, acaso, el rebelde no necesitó de sus cartucheras.

Este es uno de los puntos que me han hecho dudar, siempre, de la verosimilitud de este movimiento, venerado por cientos de indígenas que, eso sí, lograron cuando menos el respeto y la dignidad pisoteadas con el paso del tiempo; ahora, miran de frente y no hacia abajo. Y sólo esto es encomiable en una nación tan injusta, desigual y con un gobierno perverso hasta sus entrañas. Pero, ¿acaso les salió a los hermanitos salinas el tiro por la culata? ¿O mantienen a quienes han cooptado entre los humildes campesinos, bajo el pretexto de una contrarreforma agraria, iniciada por carlos, el duende de Dublín, como una especie de reserva por si los tiros se vuelven cañonazos… o misiles revienta-helicópteros? La duda está planteada y no puede eludirse ante los hechos sucintos.

Ahora bien, ¿nuestro ejército está suficientemente blindado para hacer frente a los rebeldes con capacidad de derribar aeronaves con una “Barret” 50 milímetros? Sobre esta interrogante hay varias versiones pero todas coinciden en que, cuando menos, los criminales están a la par y ya suman muchos más en número: seiscientos mil efectivos castrenses contra ochocientos mil sicarios, poco más o menos. La desventaja, claro, suscita las presiones de la Casa Blanca para continuar con la invasión “hormiga” de marines y mílites de los Estados Unidos.

Desde luego, ello plantea la posibilidad de que México sea declarado estado fallido, elemento de cambio con el cual se mantiene a raya a los principales funcionarios del gobierno de la República, y de ser así el desastre sería absoluto; nosotros seríamos, en este caso, quienes procuraríamos construir una enorme albarrada –barda- de piedra, para contener a los uniformados del otro lado de la frontera con órdenes de volver a izar su pendón de barras y estrellas en el asta del Palacio Nacional. Sólo falta que así ocurra mañana por la noche. Sólo pensarlo me dará pesadillas esta noche.

Quizá lo mejor sea, como han sugerido no pocos activistas y mexicanos dignos, deplorar una ceremonia que no tiene sentido en los tiempos actuales, bajo el dominio del norte y la pretendida vuelta de quienes aún se sienten conquistadores desde España –cuando nunca lo fueron desde que México es-, y exigir, asimismo, la solicitud de licencia definitiva del señor peña –los cargos electorales son irrenunciables-, por causas tan graves como sus pecados de origen, los genocidios repetitivos, la corrupción ingente, la insensibilidad política y la torpe conducción de la política exterior. En ningún renglón ha acertado y ello merece una sanción histórica sin guarida posible.

Me temo que, pese a todo, la clase política es tan ciega, o tuerta cuando menos, como para negar hechos incontrovertibles como el creciente rencor hacia la figura presidencial, al igual que el rechazo al Legislativo y el Judicial asumidos como poderes no autónomos sino terriblemente cercanos a la figura central del establishment. Por eso el problema no es tan sencillo porque NO basta con una nueva alternancia sino es necesario construir, desde sus cimientos, un nuevo modelo, esto es un mejor sistema en el cual sea factible construir, ladrillo sobre ladrillo, el futuro de un país atenaceado por la vileza contumaz de una mafia de asesinos y ladrones.

No quiero seguir repitiéndolo; es necesario dar el paso cualitativo para lograr la viabilidad de nuestras denuncias; pero éstas ya calan desde el momento en que, en las Cámaras, se escuchen voces también, aunque sean minoritarias por ahora, solicitando el retiro presidencial. Han calado los gritos, los señalamientos, el rencor general. Y es necesario, entonces, consumar una revolución pacífica librándonos del oprobio de la sangre derramada que sigue fluyendo desde los corazones de los civiles masacrados.

México, ni la consideración del estado fallido, no puede seguir siendo moneda de cambio.

Debate

¡Córranles, que llevan balas! Así piensan algunos gobernadores en fase de finiquito y los dos exgobernadores recientemente finiquitados, Francisco Olvera Ruiz, de Hidalgo, y Miguel Alonso Reyes, de Zacatecas; del segundo recogí testimonios muy duros sobre su quehacer deplorable, sustentado en las adquisiciones ilegales de inmuebles a través de prestanombres –una vieja costumbre en la tierra de la legendaria Juana Gallo, a la que tanto necesitamos ahora acaso más que en su época-, y negociaciones soterradas con los cárteles que, hace años, secuestraron a la ex mandataria Amalia García Medina, cuyo padre también fue gobernador, y la raparon. Todo es mejor, se entiende por aquellas tierras, que perder la vida.

En el caso de Hidalgo, Olvera se forró también y dejó una deuda de cinco mil millones de pesos a un erario depauperado… para servir a los intereses del peñismo –hace seis años en alza-, y sumar capitales indignos a la precampaña presidencial. Primero, el hurto al pueblo endeudado; después la engañifa de una elección viciada con monederos y despensas. Un ciclo indigno, repulsivo, desde donde se vea, en pleno desastre del sistema.

Y los que siguen: van los Duarte, de Veracruz y Chihuahua, a la vanguardia de los odios al lado del descastado tamaulipeco Egidio Torre Cantú quien aceptó ser gobernador a cambio de enterrar la memoria de su hermano, el médico Rodolfo, y entregarse a los grandes “capos”, esto es del Cártel del Golfo y sus antagonistas los “Zetas”, para preservar los intereses familiares.

Y qué decir del sinaloense Mario López Valdez, Malova, cuando enfrente de sus narices pasan las caravanas de Ismael “El Mayo” Zambada y se dan los arrestos del otrora líder de la “Confederación”, Joaquín “El Chapo” Guzmán. Pecador inaudito éste en la tierra que es cuna –por algo será- de los grandes capos.

No me olvido de Puebla, con la muñequita azul encabezando las afrentas, ni de Oaxaca a donde arribará, si lo dejan, el junior-efebo, Alejandrito Murat, guiado por su padre, Pepe, uno de los principales ejecutores de la conjura contra Luis Donaldo Colosio en 1994. Trabajos sucios, premiados. ¿De esta basura extraerá los relevos el mandatario federal?

La Anécdota

Fácil: si Juan Gabriel está vivo, hipótesis en la que no creo, ello sería tanto como confirmar la brutal hipocresía del cantante respecto a su partido, el PRI, con la intención de distraer a la opinión pública de los derrapes mayores del peñismo; pero si está muerto, como todo indica, entonces la campaña en contrario tiene promotor dentro de las filas de la izquierda o la derecha con un promotor herido por los ataques oficiales y con dinero de sobra hasta para financiar la campaña de Trump, el perro rabioso.

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