A TIRO DE PIEDRA: LOS BORGE Y LA HONORABILIDAD COMPROMETIDA

El honor no se gana en un día para que en un día pueda perderse.

 Quien en una hora puede dejar de ser honrado, es que no lo fue nunca

Jacinto Benavente

Por: Julian Santiesteban

El ex gobernador quintanarroense, Miguel Borge Martín, definió a su sobrino y actual mandatario “Roberto, Beto, Betito” Borge Angulo, como un gobernante de resultados; en los tiempos en que el PRI aun ganaba todas las elecciones, antes del “paquete de impunidad” y la debacle tricolor, antes del intento de evadir la acción de la justicia con normatividades a modo; y aunque el cariño familiar seguirá sin duda intacto, en esta que será la última semana de su mandato, “Betito” tendrá la oportunidad de mantener la honorabilidad familiar, o arrastrar al desprestigio a quien con tanto ahínco lo defendió.

El gobierno federal mostró ya el desacuerdo con las acciones emprendidas por los gobiernos de Veracruz, Chihuahua y Quintana Roo, que en su momento aprobaron normatividades e hicieron nombramientos de funcionarios para que, al término de los encargos de sus respectivos gobernadores, la acción de la justicia no les alcance. La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha echado abajo ya algunas de esas normas; pero además, en lo meramente político, está pendiente también que el Partido Revolucionario Institucional (PRI), expulse de sus filas a los aun mandatarios estatales.

Aunado a lo anterior, la semana anterior, la XV Legislatura quintanarroense aprobó revertir parte de la normatividad del llamado “paquete de impunidad”, que son básicamente aquellas leyes y reglamentos que pueden aprobarse por mayoría simple; como reclasificar las penas para los delitos de desvíos de recursos para que sean graves de nuevo, pues la anterior modificación por parte de la XIV legislatura fue tan “a modo”, que estipulaba sanciones máximas de cinco años y con la posibilidad de salir bajo caución –faltaba más-; pero también aprobaron reducir el tiempo en que los ex gobernadores podrán tener escoltas, ya que acomodaticiamente se habían asignado 15 años este beneficio, pero ahora se volvió a la norma anterior, con sólo seis años. Con ello por cierto, en marzo de 2017, Félix González Canto, el antecesor de Borge Angulo, dejará de tener séquito a su servicio.

Antes del triunfo de Carlos Joaquín González, y de que el proceso electoral en que se concretó la alternancia política en Quintana Roo ocurriera, el ex gobernador Miguel Borge Martín, se refirió al hoy gobernador electo –sin mencionarlo por su nombre- como “el traidor compulsivo”, aseverando que su sobrino, Roberto Borge Angulo, sería quien definiría el camino sucesorio, con el respaldo del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI, junto con “su amigo y aliado, el presidente Enrique Peña Nieto.” A la postre, no definió ni candidato, ni ganó la elección; y en la última semana de su gobierno tendrá que decidir si veta las reformas aprobadas por la XV Legislatura, en un intento por evadir la acción de la justicia. O simplemente no las publica en el Periódico Oficial estatal.

Hasta antes de entrar abiertamente a la defensa de su sobrino, Miguel Borge Martín era considerado un hombre en paz –quiero inferir que a pesar de la emotiva defensa de la familia lo sigue siendo-, y era consulta obligada para temas de buen gobierno y perspectivas de futuro; aunque su periodo, 1987-1993, no estuvo exento de sobresaltos.

Guarda la honorabilidad retirarse serenamente del poder; a diferencia de todos los que le sucedieron, que siguen interviniendo en los asuntos políticos quintanarroenses. Borge Martín dijo que evitó siempre hablar de sus sucesores; desgraciadamente cuando lo hizo, para defender a su sobrino; terminó dibujado como un tío amoroso, sin duda, pero en lo político atacó con calificativos poco propios de un hombre de altura política: traidores, caciques, obsesivos compulsivos; fue lo menos que dijo de los que ahora gobernarán;

En una columna publicada prácticamente en todos los medios estatales, el ex gobernador Borge Martín señalaba que atrás quedaron los tiempos en que había que acudir a Cozumel a pedir permiso para montar cualquier negocio, a un “conocido personaje empresarial”, sin señalar tampoco por su nombre a Nassim Joaquín Ibarra; padre del ahora gobernador electo Carlos Joaquín González, y de su hermano, también ex gobernador y actual secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, con todos los calificativos utilizados, y las acciones de “Roberto, Beto, Betito”, vaya que la honorabilidad, por lo menos la política, quedó más que comprometida.

Ahora, Roberto Borge Angulo, “Beto, Betito”, tiene la oportunidad de rescatar la honorabilidad familiar; en el respeto a su sucesor y los nuevos actos de gobierno desde la XV Legislatura; vaya disyuntiva personal, hacer eso, o insistir en echarse encima un manto protector, arrastrando a la familia al desprestigio; esta es la semana clave para ello, su última semana como gobernador; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.

Como siempre, le dejo notas que fundamentan lo expresado.

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