Washington, 12 oct (PL) Los ataques del candidato presidencial norteamericano Donald Trump contra su propia formación política crean hoy nuevas brechas en el Partido Republicano y abren la posibilidad de que estados conservadores se inclinen hacia la demócrata Hillary Clinton.
De guerra civil calificó la cadena CNN las más recientes arremetidas contra el partido rojo del aspirante a la Casa Blanca, quien consideró deslealtad que muchas figuras importantes le retiraran su apoyo luego del escándalo desatado el pasado viernes.
En esa jornada el diario Washington Post publicó un video de 2005 en el cual el multimillonario realiza comentarios soeces sobre las féminas y se jacta de que su fama personal le permite cometer asaltos sexuales con impunidad.
Según la televisora, el conflicto surgido a partir de ese hecho pone en peligro la capacidad republicana para hacer cualquier intento realista de recuperar la Casa Blanca el próximo mes y muestran una vista previa de las divisiones que podrían consumir a la formación en los próximos años si Trump pierde.
Para el diario The New York Times, en tanto, la creciente batalla del multimillonario desgarra el mapa político de la nación, al lanzar a los republicanos en un feudo autodestructivo y potencialmente inclinar la balanza de estados tradicionalmente conservadores hacia Clinton.
Los demócratas se están moviendo rápidamente para explotar la posición de desmoronamiento del magnate inmobiliario en la carrera presidencial, con el objetivo de lograr un gran margen para Clinton y llevar esa ventaja a las elecciones al Congreso el próximo mes, señaló el periódico.
Mientras tanto, diversas encuestas señalan que si bien las bases de la formación apoyan mayoritariamente a Trump, con presencia multitudinaria en los mítines y un número considerable de pequeñas donaciones, una minoría de republicanos no lo quiere como presidente.
Esa proporción sería insignificante si dentro de este último grupo no se ubicaran miembros de la cúpula partidista, entre ellos ocupantes de importantes cargos públicos, grandes donantes, estrategas y expertos políticos.
A finales del mes pasado el jefe del equipo de campaña de Clinton, John Podesta, anunció que en algunos de los estados más disputados varios exfuncionarios, excongresistas y prominentes figuras del partido rojo decidieron apoyar la candidatura presidencial demócrata.
Entre los republicanos que respaldarán la boleta de la formación azul están los excongresistas Sherwood Boehlert, de Nueva York; Claudine Schneider, de Rhode Island; y John Schwarz, de Michigan, además de varios otroras funcionarios vinculados a los gobiernos de Gerald Ford, Ronald Reagan y George W. Bush.
Con las revelaciones del Washington Post varios militantes republicanos se unieron a la petición para que el candidato abandone la carrera presidencial y otros, como el líder de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, anunciara que no realizarán más campaña a su favor.
La Casa Blanca también se pronunció al respecto, al expresar ayer que los comentarios lascivos del aspirante sobre las mujeres podrían equivaler a una agresión sexual.
En esa misma línea, el presidente Barack Obama condenó a los republicanos que siguen apoyando a Trump pese a criticarlo por sus declaraciones sexistas y ofensivas.
«No pueden denunciarlo reiteradamente y luego decir que siguen apoyándolo para que sea la persona más poderosa del planeta», expresó el mandatario en Carolina del Norte.
Pero ante tantos detractores, Trump dijo sentirse liberado de las ataduras que, según él, le fueron impuestas por su partido, y prometió que hará campaña por la Presidencia a su manera.
«Es tan agradable ahora que me saqué las cadenas y puedo pelear por Estados Unidos como quiera», escribió la víspera en su cuenta de Twitter, en la cual aseguró que se enfrentará a Clinton en sus propios términos.
Más allá de las disputas en el seno republicano y pese a que casi todas las encuestas dan ventaja a la demócrata de cara a los comicios, un sondeo elaborado por el diario The Wall Street Journal y el canal de televisión NBC indicó que en el debate del pasado domingo Trump recuperó terreno perdido tras la difusión del video.
De acuerdo con la encuesta, la desventaja del multimillonario respecto a Clinton se redujo de 11 a nueve por ciento entre los probables votantes en las elecciones del 8 de noviembre.
El camino de las próximas semanas, sin embargo, parece complicado, más aún cuando desde varios sectores aumenta la presión para que se divulguen nuevas grabaciones comprometedoras del candidato, cuya campaña no escapa en ningún momento de la controversia.