México, (PL) Octubre es la antesala del ancestral festejo del Día de Muertos en México, con características diferentes en cada una de las regiones del país, donde habitan unos 120 millones de personas.
Los comercios comenzaron a expender ya las tradicionales calaveras de azúcar, con disímiles adornos y colores, que hacen el deleite de grandes y chicos, sin que darle un mordisco represente un sacrilegio.
Estas calaveras azucaradas llevan estampadas en la frente el nombre del difunto, aunque también pueden ser utilizadas para obsequiar, a modo de broma, a una persona viva.
En las avenidas como el céntrico Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México, los canteros muestran las amarillas y anaranjadas flores de zempoalxóchitl (significa flor de 20 pétalos) o cempasúchil, clásicas de esta época y que adornarán además las tumbas y ofrendas de los difuntos.
Para disfrutar de las mieles de la vida, sin temerle al final, sería bueno que muchos visitaran este país donde la pelona o la parca, y otros tantos nombres con los que se conoce a la muerte, comparten con la población.
Por ejemplo, tres noches de leyendas se llevarán a cabo los últimos días de octubre en el rascacielos Torre Latinoamericana, el edificio más alto del centro histórico de la capital.
Del 29 al 31 de octubre, el Mirador Torre Latino organizará veladas en la que los seres del más allá serán el centro de las narraciones, en tanto las catrinas o calaveras realizarán una caravana al Palacio de Bellas Artes.
El mismo 29 de octubre tendrá lugar el paseo nocturno en bicicleta.
La ruta de 18 kilómetros que catrinas, diablitos, calaveras, monstruos, vampiros y zombies tomarán será del centro histórico al Bosque de Chapultepec.
Durante estos días saldrán las catrinas, representadas por jóvenes y niños con la cara pintada de blanco y los ojos con dos círculos negros, como es tradicional.
El Día de Muertos es una festividad indígena declarada por la Unesco en 2003 Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad y se extiende hasta el 2 de noviembre.
CADA ESTADO, UNA FORMA DE RECORDAR
Del 31 de octubre al 2 de noviembre, cada estado le imprime a esta celebración su propio sello, y mientras en unos predomina el recogimiento, en otros esta fecha es símbolo de colorido y festividad.
Por ejemplo, en la Isla de San Marcos, en Aguascalientes, se efectúa el Festival de las Calaveras, que rinde homenaje a José Guadalupe Posada (1852-1913), reconocido grabador y dibujante originario de esta entidad.
Posada difundió el personaje de La Catrina, que cada año se engalana como la mayor representante de la fecha.
El ritual ancestral de los mayas en la localidad de Pomuch, Campeche, es muy peculiar, ya que las familias abren las tumbas para limpiar las osamentas de sus seres queridos y cambiarles los atuendos.
En el centro del país las ofrendas y altares que se colocan, tanto en los hogares como en los panteones, le dan un toque especial a esta celebración.
Emana de los hogares el olor a incienso, flor de cempasúchil y la cera de las velas colocadas junto a fotografías y otros recuerdos de los difuntos, comida, tequila y papel picado.
Estos últimos son coloridos papeles calados en distintas formas y colocados muchas veces como cadenetas, similares a las que se ponen en los cumpleaños.
Toluca, la capital del Estado de México, es sede de los festejos del Día de Muertos a inicios de octubre con la Feria del Alfeñique, que retoma la antigua costumbre de vender dulces de este tipo y calaveras de azúcar.
Una de las que más se distingue es la Noche de los Muertos en Michoacán, que se lleva a cabo en la Isla de Janitzio, en Pátzcuaro, ya que ahí se conservan las tradiciones de origen purépecha como la velación.
Los ritos en torno a la muerte se hacen en la zona purépecha y se inician el 31 de octubre con lo que se llama kuirisi-atakua o caza del pato y consiste en salir durante la madrugada a capturar esas aves en el lago de Pátzcuaro.
En otros estados se realiza una procesión en las noches del 31 de octubre y 1 de noviembre, se ponen ofrendas en los panteones y se sientan a comer junto a los sepulcros.
A Oaxaca lo que la caracteriza son los tapetes de aserrín o de arena.
En la península de Yucatán los pueblos de origen maya realizan un culto a los difuntos con la celebración del Hanal Pixán o Comida de las ánimas, dedicada a los niños muertos.
Aunque para algunos pudiera parecer irreverente esta forma tan peculiar de recordar a los fallecidos, no es menos cierto que el Día de Muertos en México hace ver sin tanto temor ese momento destinado para todos.
México le hace guiños a la muerte
Por Mayra Pardillo