Washington, 7 nov (PL) La jornada electoral en Estados Unidos se acerca a su ecuador y persiste la incertidumbre en los llamados estados bisagra, donde para muchos se decidirá quién será el próximo ocupante de la Casa Blanca.
Los llamados «swing states» son aquellos territorios en los cuales ningún partido tiene una clara ventaja sobre su rival, difícil de etiquetar como los estados considerados seguros, donde puede predecirse con mínimo margen de error quién ganará.
Dichos estados generan la mitad de votos electorales necesarios para ser elegido presidente, de ahí su importancia, y este año la lucha es particularmente enconada en la Florida y Ohio, que reparten 29 y 18 votos electorales, respectivamente.
Si el republicano Donald Trump gana la Florida, aún tendría buenas opciones de llegar a la Oficina Oval, pero si pierde podría despedirse de sus aspiraciones, y las más recientes encuestas lo ubicaban un punto tras Hillary Clinton.
El presidente saliente, Barack Obama, se impuso en el llamado Estado del Sol en 2008 y 2012, y en ambos año ganó los comicios; en tanto George W. Bush le birló la presidencia a Al Gore en 2000 por un fraude en la Florida.
A su vez, desde 1964 el ganador de Ohio se ha llevado la presidencia de la Unión, y según los más recientes sondeos, Trump aventaja ahí a Clinton, pese al apoyo del héroe deportivo local LeBron James a la exsecretaria de Estado.
Además de Florida y Ohio, otros estados bisagra de gran relevancia son Carolina del Norte, sacudida este año por disturbios raciales, así como Iowa, Pensilvania, Virginia, Georgia, Michigan, Arizona, Colorado, Nevada y New Hampshire.
En Estados Unidos el presidente es elegido de forma indirecta desde 1787: cuando el ciudadano autorizado a votar emite su sufragio, en realidad lo hace por el elector en su circunscripción, y el ganador se lleva todos los votos electorales.
El número de «electores» varía en dependencia de la población, así la demócrata California tiene 55, la republicana Texas 38, y las eclécticas Nueva York y Florida comparten 29, mientras otras demarcaciones apenas tienen tres votos electorales.
Las elecciones la gana el candidato que obtiene 270 votos electorales, mayoría absoluta de los 538 votos electorales del país, que constituyen la suma de los 435 representantes, los 100 senadores y tres votos del Distrito de Columbia.