El concepto que al menos hace muchos años se tenía de los maestros era de una persona que tenía amplio conocimiento, pero no solo en la enseñanza dentro de las aulas de las escuelas sino también fuera de ellas.
Lo mismo sucedía cuando cualquier padre de familia se acercaba a cualquier institución gobierno educativo, en particular, las escuelas donde estudiaban sus hijos era de gran ayuda a la sociedad para guiarlo en diferentes temas no solo de la incumbencia de los alumnos, sino también de otras dudas cuyos problemas se atendían en otras partes, pero al fin y al cabo sabían cómo guiar a los papás.
Pero los tiempos han cambiado siendo todo lo contrario de ello en donde la pereza de todos sus sindicalizados de maestros y no solo los docentes porque eso es lo primero que cualquiera se puede imaginar cuando se habla del SNTE, pero muchos de ellos también trabajan en áreas administrativas, todos cortados con la misma tijera de amargura.
Ahora los maestros ya no saben nada, sino solamente hacen lo que sus sindicatos les dicen qué hacer, sin justificar las causas, como se ha visto en muchas ocasiones estos docentes arrojados a las calles en marchas en donde son cuestionados qué es lo que protestan y solo dicen “no sé a mí me dijeron que vinera”, y aquellos maestros que dicen que saben es una total vergüenza escucharlos decir sus justificaciones demostrando una total ignorancia de lo que dicen demostrando solo el nivel de estupidez, siendo éstos los mismos que enseñan a nuestros hijos. Se acabó la imagen de los maestros que eran respetados por su nivel de conocimiento, ahora simplemente son una bola de becerros.
Desde hace unos cuantos años a la fecha tanto las instituciones educativos tanto de gobierno como privadas, se han dedicado a usar en contra de los padres de familia la Secretaria de Educación Pública, como si fuera el “coco”, para salirse con muchas triquiñuelas e imponer su voluntad a los papás de los alumnos bajo la amenaza de no entregar la papelería a quienes hayan cursado sus estudios, o bien, inventan la obligatoriedad de “labor social” al fin para dar por terminado los cursos educativos.
Al menos éste es el caso de muchas otras instituciones educativas en donde en esta ocasión en un colegio de privado de prestigio cuya mascota es un osito, están obligando y condicionando a sus alumnos de preparatoria siendo la mayoría de ellos menores de edad, es decir, no cumplidos los 18 años a trabajar para vender publicidad para una causa “dizque” noble.
Este es el caso de una de muchas otras escuelas en donde sin solicitar algún permiso a los padres de familia, y bajo el argumento de que es “cosa de la SEP”, o al menos eso fue lo que dijo la subdirectora de esa institución educativa donde ese osito es usada de mascota, era la obligatoriedad de vender 20 pulseras de listón con el nombre de la escuela y la huella del osito para recaudar fondos para la entrega de cobertores y juguetes a ejidos cercano a la cabecera municipal de Saltillo.
Aquellos alumnos que no logren vender las pulseras de listón con promoción de la escuela, serán acreedores a la falta de incumplimiento de servicio social, incluyendo aquellos que no están obligados a hacer servicio social ya que cuentan con la beca académica, es decir, el 50 por ciento de sus estudios es pagado por su excelencia en estudios.
Pero aun así aquellos que tienen la obligación de hacer servicio social, viene muy claro en el reglamento interno cuáles son sus actividades y horarios dentro de las instalaciones de la escuela.
Por otro lado, al ser cuestionado al departamento jurídico de la SEP, dijo desconocer dicha orden y no solo eso sino que categóricamente era imposible que por parte de ellos imponer y mucho menos condicionar la papelería a menores de edad ya que también estaría incurriendo a un acto ilícito de carácter judicial porque no dejan de ser menores de edad, y sin mencionar los tratados internacionales sobre el trabajo a menores edad.
Es una lástima que todavía existen viejos vicios que les resulta más fácil culpar a instituciones gubernamentales como si fuera el “coco”, para asustar a no solo a los alumnos sino, también a los padres de familia en donde les obliguen a base de mentiras la venta publicitaria de la misma escuela de pulseras de listones a 18 pesos cada una cuando éstas hasta son encontrados en “Mercado Libre”, en paquetes de 50 listones a color pulseras de listón personalizadas a 80.00 pesos, esto es a $1.60 y no a $18.00 pesos.
Es solo cuestión de sacar números cuánto dinero pretenden sacar con la venta de estas pulseras entregadas a la población estudiantil, y aun cuando se trate de una causa noble, o de caridad, no se puede estar por encima de la ley, y eso sin considerar que su venta no cumple con la obligatoriedad fiscal, en ninguna parte del proceso de la adquisición del producto, ni mucho menos su venta está regulada.
Un donativo u obra de caridad, ambas caminan bajo el mismo principio, se trata de algo por convicción y voluntario, pero cuando éstos son impuestos para posteriormente saludar con sombrero ajeno y mantener el nombre de la institución educativa en alto pierde todo sentido de sensibilidad humana ya que su mesa directa, así quienes conforman el consejo directo, todos ellos son empresarios exitosos que si realmente tuvieran ese desapego darían algo de sus propias utilidades que perciben dentro de sus negocios.
No necesitan la ayuda o valerse de la población estudiantil ya que mucho hacen como para distraerlos fuera de sus actividades escolares, y aquellos que cumplen con labores sociales dentro de actividades en el mismo complejo educativo, como todavía cargarles otra responsabilidad que ni es legítima y ni mucho menos legal, pero cuántas escuelas hacen lo mismo y caminar con mentiras. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org