“El exiliado mira hacia el pasado, lamiéndose las heridas; el inmigrante mira hacia el futuro, dispuesto a aprovechar las oportunidades a su alcance”
Isabel Allende
Entretenidos como andamos los mexicanos con la baja popularidad presidencial, la corrupción demostrada y posible encarcelamiento de gobernadores de entidades federativas; y hasta las amenazas veladas y abiertas del presidente estadunidense Donald Trump, perdemos de vista los reales efectos de las malas decisiones gubernamentales entre los ciudadanos “de a pie”, y en la capital de Quintana Roo, Chetumal, la frontera más olvidada del país, está a punto de ocurrir una crisis económica y social cuyos efectos nadie parece estar atendiendo.
La capital de quintanarroense mantiene lazos históricos con Belice, el país centroamericano con el que es frontera, y hasta 2013, los comerciantes locales recibían recursos hasta por 30 millones de dólares anuales, fecha en que el flujo de efectivo se redujo hasta en 40 por ciento debido al nuevo régimen fiscal mexicano, que incrementó el porcentaje del Impuesto al Valor Agregado (IVA) en fronteras del 11 al 16 por ciento, según consignaron en su momento medios de comunicación nacionales.
A esa debacle económica, se suma ahora la difícil situación del país centroamericano, cuyas expectativas de crecimiento económico han sido reducidas drásticamente por calificadoras internacionales como Standard & Poors, por la necesidad que Belice tiene de refinanciar su deuda externa, a grado tal que algunos especialistas comienzan ya hablar de una modificación en la paridad del dólar beliceño con respecto al estadunidense, pues actualmente es de dos a uno; pero el rumor creciente es que para 2017 pudiera ajustarse a una tasa de cuatro a uno, lo cual tendría un impacto brutal entre los ciudadanos de ese país, pero además con una contracción económica del sureste mexicano, al proyectar una nueva reducción de la derrama económica de hasta el 50 por ciento de lo que actualmente llega.
Desde la instrumentación de la reforma fiscal nacional mexicana, Chetumal se ha ubicado entre las ciudades con mayor impacto inflacionario; y en la última medición, la de octubre de 2016, se ubicó en séptimo lugar, de acuerdo al Inegi, con un acumulado anual del 3.10 por ciento, por encima de ciudades como Villahermosa, Torreón y Monterrey; y ante todo esto no se observa que ninguna autoridad esté tomando previsiones efectivas.
MIGRANTES, LA OTRA CRISIS
Durante la administración de Barack Obama, se deportaron casi tres millones de migrantes, y a finales de 2014, el gobierno de Enrique Peña Nieto, puso en marcha el Plan Frontera Sur, que pretendía regular los flujos de migrantes hacia Estados Unidos, mismo que ha resultado un absoluto fracaso, pues desde el 2015 se dejó de destinar recursos para el mismo, el patrullaje prometido para evitar que los centroamericanos fueran víctimas de los grupos criminales se abandonó.
El gobierno federal anunció además que rehabilitarían los edificios que funcionaban como garitas aduanales –pues estas desaparecieron también desde 2014-, pero dicha infraestructura, por lo menos los dos edificios que hay en Quintana Roo, permanecen en total abandono; por lo que investigadores internacionales señalaron apenas en agosto pasado que el programa está al borde del fracaso.
Esos son los efectos reales de la mala política, y son esos los factores de los cuales hay que estar pendientes ahora que Donald Trump inicie su mandato como presidente de Estados Unidos, pues además de las deportaciones con que ha amenazado, la crisis de migrantes que aun así buscarán llegar al país del norte, impactarán directamente en la dinámica de las entidades del sur-sureste mexicano; y de nuevo el abandono de Chetumal y la frontera con Belice se pone en relevancia.
COLOFÓN
Así, mientras los analistas se preocupan por los discursos, los ciudadanos comunes sufren los impactos de la mala gestión pública; pues los migrantes, aun con todo su derecho a buscar un futuro mejor, ejercerán una enorme presión demográfica en el sur-sureste mexicano; y mientras ello ocurre, en la frontera México-Belice se contabilizan anualmente un millón 200 mil cruces, principalmente de compradores que acuden a la capital quintanarroense, pero con las malas perspectivas económicas para 2017 difícilmente se mantendrán; por el contrario, llegarán migrantes que no generan circulante, pero sí requieren servicios públicos, y eso a nadie parece preocupar en la frontera más olvidada de México; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.