Guerra de papel: Agua y aceite, de facto, “podrían” mezclarse

Por Blas A. Buendía blasalejo@yahoo.com

En política todo puede suceder, pero eso de pensar que algún “científico político” pudiera juntar el agua con el aceite, verdaderamente está en chino porque son dos bancos de sustancias muy diferentes, no pueden ser homogéneas y porque sopesan uno del otro; uno más liviano y el otro más pesado. En la lectura de la política mexicana, de facto, podría ser, pero la asimilación científica da resultados negativos.
Es un claro ejemplo amalgama de la política mexicana, ya que las lucubraciones de los políticos rayan en el siniestrismo del cinismo, en el siniestrismo del chantaje y en el siniestrismo de la venganza, y no se diga que cualquier ciudadano de este país aspiraría a llegar a ser Presidente de la República, que hoy en día cualquier mentecato, ya llega con mucha facilidad.
La dramática historia se inicia en la época del guanajuatense Vicente Fox Quesada, posteriormente su correligionario panista Felipe de Jesús Calderón Hinojosa y ahora con el priista Enrique Peña Nieto, quien ya no sabe dónde esconderse porque ha sido blanco de la crítica debido al mal gobierno que lo ha venido caracterizando. Escándalo tras escándalo. Su demagogia no convence, sino confunde, y los muertos le surgen de fosas clandestinas de todo el país. Es la misma guerra contra el narco que le heredó Calderón.
La contemporaneidad de los señuelos es una fortaleza entre los políticos para tratar de “quemar” a los que se les considera un cuidado, tal es el caso de Miguel Ángel Mancera Espinosa que lleva consigo un discurso mucho muy diferente y con una alta capacidad jurídica en comparación a los arrebatos que ha caracterizado al famoso Peje, ese hombrecillo que responde al nombre de Andrés Manuel López Obrador.
“¡Bendita sea la hora en que lo pareó su madre!”, confiesan sus adversario de manera jocosa ya que aún lo consideran como un político sumamente peligroso para México, aun cuando él mismo lo niega, o rechaza el intento de que el “fuego amigo” lo siga desprestigiando dentro y fuera de la Mafia del Poder de la izquierda. Pero los hechos están consumados y no hay duda que sí es un serio peligro para México.
En cambio Mancera lleva una sangre de caballero que le ha inyectado jovialidad a su gobierno, entonces –como dicen los clásicos-, “abracadabra”, en Mancera existe un horizonte claramente diferente, que inspira confianza y no con el Peje, que es un político lleno de mañas y que a costa de sus corrientitos desplantes no son nada aptos para ser cliente chic de Palacio de Hierro, por ejemplo.
Pero de que el Peje tiene paleros –peje-zombis por montones-, le brotan por toda la delegación Cuauhtémoc, toda vez que el actual jefe delegacional, el ex priista y ex perredista, ahora morenista Ricardo Monreal Ávila, se aventó la puntada de “considera” una posible alianza entre Miguel Ángel Mancera Espinosa y Andrés Manuel López Obrador. Es como mezclar el agua con el aceite…
Está de risa su propuesta, pero vayamos a ver qué es lo que quiere el Jefe de la Mafia de la Cuauhtémoc.
 
Alianza Mancera-AMLO es posible, dice Monreal
 
En páginas de la prensa mexicana apareció ese título, donde se describe la importancia política del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinosa, quien va en “caballo de hacienda” para ganar su postulación a la Presidencia de la República.
Llama la atención las formas en que se conduce el otrora ideólogo priista al advertir que “el proyecto del delegado en Cuauhtémoc, no está la confrontación, sino construir una eventual candidatura presidencial hacia 2018 de Andrés Manuel López Obrador y sumar a ella al jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera”.
Admite que, si bien ha cometido desaciertos que lo han desgastado como jefe delegacional, confía en mantener la simpatía ciudadana, y que ésta se refrende en la consulta de revocación de mandato –en marzo próximo– y enfilarse a la Jefatura de Gobierno para 2018.
Dicen los entendidos que sería bueno darle una probadita de su propio chocolate, para ver qué cara pone, al ser depuesto popularmente como titular de la Cuauhtémoc, ya que desde que asumió el poder, la corrupción le brotó por todos lados, hasta un millón y medio de pesos llegaron caminando hasta sus oficinas, solitos….
Y no esconde en lo más mínimo su tendencia de la pejemanía al asegurar  que su principal tarea en los próximos años será “apuntalar la alianza de las izquierdas” y la candidatura de López Obrador a la Presidencia de la República.
Para sumar a ese proyecto a Mancera, dijo, ha evitado confrontarse con la  administración del mandatario capitalino. “Podemos ponernos de acuerdo para que caminemos juntos, sacrificando cosas personales; no es una ambición personal lo que estamos buscando”.
Reconoce sin embargo que “Mancera es un activo político que no puede desperdiciarse y que ayudaría mucho para que Andrés Manuel sea Presidente de la República. Creo que una incorporación de él y de otros daría confianza a los ciudadanos”, afirmaría Monreal.
Pero en el PRD lo ven de otra manera. Es un señuelo de Monreal al citar que “Mancera es un activo político que no puede desperdiciarse y que ayudaría mucho para que Andrés Manuel sea Presidente de la República (…)”, escondiéndose la ironía de esa diarrea cerebral monrealista.
De repente, cambia su estrategia política por la política administrativa de su delegación, al disfrazar su presunción que a diferencia de anteriores administraciones delegacionales, él ha preferido tomar decisiones en temas como combate a la corrupción, realizar obras públicas postergadas durante varios años y negociar más recursos para la demarcación en lugar de sólo sentarse a esperar.
Ello ha implicado un acercamiento cordial e institucional con la Jefatura de Gobierno, no exenta de roces, aceptó el delegado. “Me vería muy mal… Sería un gesto suicida, confrontarme con el Jefe de Gobierno cuando todos sabemos que la administración es centralizada, y las delegaciones son entes políticos con facultades acotadas, recortadas, por eso preferí el diálogo, el acuerdo, la coadyuvancia”.
“Mi relación es de respeto, pero no se limita a una relación cordial, también hay reclamos y exigencias en tono institucional”, aclaró Monreal, y puntualizó dos de ellas: la exigencia de que el Fondo de Capitalidad tenga recursos etiquetados para la delegación y que el impuesto compensatorio que pagan los desarrolladores inmobiliarios se quede en la Cuauhtémoc y no se asigne a otras delegaciones.
De tal suerte que Monreal le juega mucho al vivo al pretender “dormir al velador”, cuando el vigía Mancera tiene más abiertos los ojos, porque dentro de su carrera político-jurídica es la de encumbrarse como el candidato de unidad de la izquierda mexicana, le convenza o no le convenza al Peje y a toda su bola de semánticos, sobre todo porque los ortodoxos y conservadores han decretado que López Obrador ya piensa como viejito cuando su “animal político” y/o guía espiritual, el comandante Fidel Castro Ruz, ya no está entre nosotros.
Así que López Obrador sería bueno que se diera una escapadita a la Plaza de Garibaldi, reúna a todos los mariachis del lugar para que le interpreten la letra del compositor zacatecano Tomás Méndez Sosa, Las Golondrinas -que bien ganadas ya se les tiene-, para finalmente irse a La Chingada, que es la finca chiapaneca que heredó de sus padres.

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