Las fiestas decembrinas siempre son bonitas. No hay niño o niña que no le guste por sus coloridas luces que brillan en las afueras de las casas, y adentro con sus árboles de navidad y por supuesto no podía faltar debajo de ese pinito el regalo esperado por niños que Santa Claus trae a quienes se portaron bien.
Hay que acordarse de que esa cultura viene más de los Estados Unidos y aunque se ha internacionalizado, no olvidemos que hay otras que son mundiales, pero con creencias religiosas e igual de bonitas o hasta mejores.
En todo el mundo hay costumbres diferentes, solo por mencionar, en el continente occidental celebramos en la religión católica con más fervor la Navidad que el nacimiento del Niño Dios, mientras que en el continente oriental sobre todo en Tierra Santa su fervor es mayor para el ahora el nacimiento de Jesús de Nazaret. Su razonamiento es muy sencillo y no se trata de grado de importancia sino simplemente es que en el Mundo Antiguo guardan ese respeto de ese amor íntimo entre la Virgen María y el Niño Jesús en la búsqueda de posada para dar ese nacimiento.
Pero algo en lo que sí coinciden en la celebración, no como algo secreto sino para festejar, es precisamente la de hoy una de las festividades que cada año está perdiendo su tradición como celebración cultural, al menos en nuestro país; y es meramente recordado más por su repostería en forma de rosca que por la importancia de su fecha, perdiendo la batalla contra la cultura yanqui.
El 6 de enero conocido como el día de reyes, en México y precisamente en referencia a esa fecha, muy pocos niños hacen su carta de “Reyes” una noche antes escribiendo una lista de los juguetes que más quieren y se merecen por su buena conducta durante el año. Anteriormente la carta era colocada en su zapato dejando comida y agua para los reyes y sus animales.
Otros pequeñitos, prefieren mandar sus cartas atada a un globo; también existen quienes lo entregan al correo postal y otros más los visitan en los centros comerciales, mercados y plazas para pedirles directamente.
Para que, al día siguiente, en espera de recibir sus regalos y salir a la calle para jugar con ellos, termina el día con la deliciosa cena y la famosa rosca de reyes, acompañado de un rico chocolate calientito y espumoso.
La rosca de reyes realmente es una incorporación a la tradición mexicana; porque originalmente proviene de la época de los romanos meramente festivos dedicados al “Dios Saturno”; divinidad de la agricultura y cosecha, con el objeto de que el pueblo romano pudiera celebrar los días más largos a venir después del invierno.
Pero en México, se adoptó para representar que el Niño Dios tuvo que ser escondido y protegido en los días del relato bíblico perteneciente al pasaje “día de los inocentes”, que cuenta que, en los tiempos de Herodes, al enterarse que había nacido el rey de reyes, ordenó matar a todos los niños menores de tres años, para evitar ser despojado de su reino.
Todas éstas tradiciones al pasar los años, cada vez van perdiendo el conocimiento del por qué la celebración del día de reyes. No obstante, el día de Santa Claus ha ganado terreno con su fuerte campaña publicitaria abarrotando el mercado de los juguetes para todas las edades, igual sucede con las computadoras y dejando atrás la costumbre de los regalos de los tres Reyes Magos que antes por tradición eran regalos sencillos como las golosinas, adornos y ropa.
Las nuevas prácticas navideñas, acaparan el primer lugar en costumbres y los bolsillos de la gente, aunado con la entrada de un año lleno de inflación a los precios de la canasta básica, luz e hidrocarburos; no obstante, a la falta de popularidad de la celebración de reyes, es notable que bajan las ventas del comercio en general.
Cuando menos es lo que se ha dejado ver en las diferentes regiones de la entidad como Saltillo, Torreón, Monclova, Piedras Negras, siendo las cabeceras más grandes de Coahuila, pero lo mismo sucede con el resto de los municipios.
El aguinaldo y el ahorro entre patrón y trabajadores al final del año ya fueron gastados en los meses de noviembre, diciembre y el famoso “Buen Fin”. Todo fue para el viejo barbón vestido de color rojo.
Ahora la invasión de la cultura yanqui, que popularizó a Papá Noel o Santa Claus, que no está santificado por la Iglesia, pero así se le dice y aceptado no solo por la sociedad sino por la comunidad católica, pero no deja de ser un mamarracho más que no tiene nada que ver con nuestra identidad mexicana al igual que los arbolitos de navidad.
Es una lástima que la sociedad que transformó la navidad en una fiesta de compras, shopping, fayuquear o “macalanear”, sinónimo de ir de comprar a Mc. Allen, Laredo o Eagle Pass, Texas, está desplazando por el momento a los tres Reyes Magos a que visiten a los niños con regalos, tradición inseparable de los nacimientos o pesebre de nuestros hogares que sirven para recordar la epistemología de la vida de Jesús de Nazaret y actualiza la encarnación de nuestra salvación, que es el principal invitado y el más importante que no debe de faltar dentro de los hogares. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org