De Tepito para el mundo, albures para todos

  • Para Lourdes Ruiz, la ‘reina del albur’ de Tepito, la picardía y el doble sentido es ante todo la oportunidad de romper prejuicios.

CIUDAD DE MÉXICO.- “¿Es la primera vez que vienen a Tepito? Vayan al centro, al Zócalo. Se pueden poner en Pino Suárez, viendo pa’ Catedral. No se volteen porque abren pa’ Tasqueña. Pero se pueden venir, aquí Tepito los acoge. Llegan derechito”.

Así, para que no te agarren de bajada, inicia el diplomado en Albures Finos que desde 1997 imparte Lourdes Ruiz, La verdolaga enmascarada, en el Centro de Estudios Tepiteños, en el corazón del Barrio Bravo, con el fin de mantener viva una tradición que requiere de una gran dosis de ingenio.

Para esta ocasión, 43 personas se inscribieron para conocer los orígenes de ‘atrás tiempo’ de la picardía y el doble sentido: “el albur no es para gente vulgar, corriente, grosera, no es cierto: es un ajedrez mental para el que hay que estar preparado. Ocupas todas las palabras del diccionario. Nuestra lengua española es riquísima, con albur y sin albur”, vuelve Lourdes a la carga para sugerir la lectura de Los Salmos, El Cantar de los Cantares, las Redondillas de Sor Juana Inés de la Cruz o al poeta Salvador Novo, para mostrar que los albures no son patrimonio de gente inculta.

“Si la SEP diera talleres de albures, México sería potencia mundial, porque el albur te echa a funcionar los dos hemisferios del cerebro y todo el tiempo estás pensando qué vas a contestar”, dice.

Para Lourdes Ruiz, el albur es ante todo la oportunidad de romper prejuicios, entre ellos los que niegan a las mujeres la oportunidad de divertirse y disfrutar de su sexualidad.

“La mujer también trae un alburero adentro. Y a veces bien adentro. Cuando era niña, unos chavos vendían nieve frente a mi casa. Cuando platicaban yo intuía algo, sucedía en sus palabras porque siempre reían. Entonces no entendía y quería que me explicaran, pero decían ‘no te lo podemos decir, eres mujer, estás muy chica’. Y entonces recibí mi primera lección, escuchar. Con el tiempo entendí que la picardía está en todo.

«Mi abuela, que vivió mucho tiempo con nosotros, siempre nos acariciaba la cara y nos decía ‘nunca me imaginé ver hijas grandes´. A mi abuelo le decíamos ‘tata, le doy su leche’ y él decía, ‘mejor sácame al sol, hijita’. Entonces aprendí a escuchar y es la mejor lección que he recibido”.

El diplomado de albures empezó en 1997 como taller. Posteriormente, el Gobierno de la Ciudad de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes dieron su aval para que no se pierda el folclor.

“Tratamos de limpiar el estigma que tiene Tepito, pero no hemos conseguido más que limpiar dos letras, la primera y la segunda”.

Alfonso Hernández Hernández, historiador de Tepito, dice que el barrio reconoce la paternidad del albur: “con la pobreza como progenitora y la musa callejera como la partera y madrina de leche de la picardía mexicana”.

Diplomado
Debido a la buena convocatoria que tuvo el primer Diplomado en Albures Finos, este martes arrancó su segunda edición.

El curso es gratuito, tiene como mentora a Lourdes Ruiz, conocida en las calles de la Ciudad de México como la “reina del albur”.

De nueva cuenta, la Galería José María Velasco recibirá a mujeres y hombres de diversas edades que tengan la inquietud sobre este juego de lenguaje, en el cual el cronista Alfonso Hernández también participa.

Reivindicación de la picardía mexicana desde aspectos de la fenomenología del relajo en cuatro sesiones, a través del aporte de conocimientos contextuales, lingüísticos y discursivos planteados por el Cronista de Tepito y la campeona de albures de este barrio tan emblemático de la ciudad de México”, de esta manera el INBA invita a los interesados.

Del 17 de mayo al 7 de junio, la “Verdolaga Enmascarada”, como también se le conoce a Lourdes, y el cronista de Tepito, Alfonso Hernández, guiarán a los asistentes por los recovecos del doble sentido.

Las sesiones del segundo Diplomado en Albures Finos son todos los martes de 10:00 a 12:00 horas, en la Galería José María Velasco, ubicada en Peralvillo 55, colonia Morelos.

El origen del albur
Aunque el doble sentido, el slang o caló es un fenómeno que se repite en todos los idiomas, el albur propiamente dicho, sentadito y con calma, es mexicano.

Dicen las malas lenguas, largas y babosas, que el pueblo lo utilizaba desde la conquista para burlarse de los gachupines con frases en doble sentido que no pudieran entender. Ante la opresión los indígenas optaron por desfogar su ira con ofensas e insultos disimulados. Los ensartaban y ni siquiera se daban cuenta.

Otras teorías apuntan a que el albur nació, también durante la Colonia, en las minas de Pachuca, Hidalgo, o dentro de las pulquerías de esta región. No se sabe con exactitud, lo cierto es que ha estado presente en los momentos más ríspidos de la historia mexicana. Durante la Revolución se podían leer carteles con frases como:

  • ¡Ábranla piojos que ahí les va su peine!.
  • A ese culantro, le hace falta su regadita».
  • A las mujeres bonitas y a los caballos buenos, los echan a perder los pendejos.
  • Para que la cuña apriete… ha de ser del mismo palo, ¡y yo doy a todos, razón del hecho!
  • ¡Ahí les va el general, pa’ que se pongan firmes, se les erice el cuero y hasta el pellejo!

En carpas y barrios
Posteriormente el albur brincó a espectáculos gracias a los actores de crítica política. Personajes cómicos como el indio, el borracho, el vago o el pachuco (Cantinflas, Resortes, Tin Tan, Palillo) se encargaron de desahogar las penas de la población. Mientras tanto, en colonias de «peladitos» siguieron dándole vuelo a esta forma de expresión.

«Empezaba el segundo número de mi participación y otro actor de la carpa gritó: «¡Ahí le habla la güera!». ¿Cuál güera?, repliqué. «¡La que te echó los pedos de fuera, cabrón!», me contestó. Todavía yo estaba desconcertado de la burla del público, cuando otro actor me avisó: «Ahí está Juan». Ingenuamente le pregunté: «¿Cuál Juan?», sólo para que el cábula me respondiera: «El que te cogió atrás del zaguán». El público festejaba con risas, gritos, y de pendejo no me bajaba…», dice Jorge Mejía Prieto en el libro Albures y refranes de México.

Cultura mexicana
El albur ya es parte de la cultura mexicana, todos aplican las frases en doble sentido sin importar condición social, nivel cultural o académico.

La mayoría son albures con temática sexual, otros utilizan palabras que sean similares fonéticamente para dar otro significado. No se tratan de groserías corrientes y sin gracia, es manejar el lenguaje para dominar al otro. Hay incluso concursos de albures con reglas muy claras como no salirse del tema, utilizar el verso rimado, no insultar directamente al contrincante, no utilizar groserías, etc.

Para que no te agarren desprevenido, estos son algunos ejemplos de albures para que veas de qué va la cosa:

  • «En la punta de aquel cerro hay un elefante enano, tú que sabes hacer señas hazme una con la mano».
  • «¿Vas a Querétaro? ,Porque se va a caballo, te lo tumbo si te lo hayo.»
  • «Véngase a recorrer el camino venidero por otros pies cansados del andar. Te la meto a todo dar»
  • «¡Entre más! Que afuera le da frío al chico, me lo prestas y sientes rico.»
  • «¿Quieres frijol en saco?. Blanca nieves se interesa»
  • «Hay plátano y chile en bolsas me ve san juan y me agarras nervioso»
  • «¿Vas a Querétaro o a Los Mochis?»
  • «Zacarías Blanco de la Barra»
  • «Cruzando por el puente de Oslo a Taxco, la ley me ampara»
  • «Siéntate en la hamaca Anita. Así te agarro de más cerquita»
  • «Paloma, me vas pasando en la loma»

Fuente: Novedades Quintana Roo

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