Rubén Darío: En busca de las correspondencias del universo

Con motivo del 150 aniversario del gigante nicaragüense entrevistamos a Sergio Ramírez, Evodio Escalante, Armando González Torres y Yelitza Ruiz.

Por Malinalli Galván

Ciudad de México, 17/01/17 (N22).- Rubén Darío «es un autor que renueva la música del verso en español, además introduce imágenes originales, un vocabulario muy colorido y exótico», señaló en entrevista con Agencia N22 el poeta Armando González Torres, con motivo del 150 aniversario del natalicio del gigante nicaragüense.

Nació el 18 de enero de 1867 en un pueblo de nombre Metapa, que desde 1920 se llama Ciudad Darío en su honor.

«Pienso que su trabajo es una cosmovisión que busca explorar, mediante la poesía, como un auténtico sucedáneo del erotismo, las correspondencias del universo», sigue diciendo González Torres, «trata de que sea un medio de conocimiento a la manera en que lo intentaron los románticos, y este medio de conocimiento es el ritmo, en el que es un maestro y un innovador absoluto.»

Un arte lleno de contrastes

Las características estilísticas e ideológicas de la poesía de Rubén Darío bien podrían parecer antagónicas, sin embargo, para Armando González Torres son elementos que conviven bien, pues Darío tenía una personalidad contrastante.

“Por un lado era un autor profundamente influido por la literatura francesa, por figuras románticas como Víctor Hugo, por parnasianos como Gautier, simbolistas como Verlaine, pero al mismo tiempo era un enamorado del paisaje y de la civilizaciones originarias americanas.»

A este respecto, González Torres abundó: “En muchos momentos de su vida [Darío] tuvo una profunda preocupación por el destino de América Latina, por la difícil convivencia cultural y aspiraciones expansionistas de Estados Unidos, premonitoria en estos momentos. Osciló entre representar un paradigma del esteticismo pero también de ser un ejemplo de compromiso, de participación activa en la vida pública por sus credos políticos que tendían a ser también muy oscilantes, en una época como la que vivió de inestabilidad, ruptura y reacomodos políticos. Son aspecto que convivieron y muy a menudo, parte de su lírica se compone de preocupaciones ideológicas, era un creyente de la necesidad de unión de los países americanos, su agenda ideológica es indisoluble de su trabajo poético.»

El crítico y ensayista Evodio Escalante explicó que Rubén Darío sentó las bases de una nueva actitud literaria pues, junto con José Martí y Manuel Gutiérrez Nájera, inició un proceso de independencia con respecto a las letras españolas:

“Fue un proceso que nos libró de la sujeción de la madre patria y nos abrió el horizonte a las letras francesa, al simbolismo, a todo lo que vino después, a través de éste Latinoamérica cumple su ‘mayoría de edad’ en terrenos de la literatura, fue un camino que culmina de manera gloriosa con Rubén Darío.”

Prosista visionario, además de poeta

Aunque su nombre remite de manera inmediata a la del poeta, Rubén Darío fue un hombre de letras en toda la extensión de la palabra, pues también escribió prosa y se dedicó casi toda su vida al periodismo.

Esto es de gran importancia para la poeta Yelitza Ruiz: “Hay que recordar que no sólo era poeta, era un hombre que se dedicó a trabajar la prosa y escribir crónica, además algo muy importante que fue su forma de sustento, en la que reunió una gran cantidad de artículos que no sólo tenían que ver con la literatura, sino con la cuestión social, con los conflictos que vivía Nicaragua a principios del siglo XX, supo desmantelar su contexto social, su país y trasladarlo a la literatura.”

“Para mí Rubén Darío es un poeta cercano a la gente, porque su poesía no sólo está cargada de retórica e imágenes exóticas, de figuras romántica, también tiene una crítica con respecto la sociedad y a la violencia que permeaba a Nicaragua en ese tiempo, algo que lamentablemente nosotros estamos presenciando en nuestro país. Al leerlo vamos a encontrar paralelismos con lo que está sucediendo ahorita, hay que experimentar que la poesía no sólo te de ‘buenas noticias’ sino que viene a penetrar en lo que sucede ahora”.

Legado de largo alcance

Para Armando González Torres los libros indispensables son: “Azul,Cantos de vida de esperanza y Canto errante, aunque también Los raros, un libro en el que recopila una serie de semblanzas de autores que él admiraba y que es un auténtico manifiesto de la sensibilidad de su época. Pensaría también en sus magníficas crónicas que escribió en España, porque creo que se pude establece un contrapunto muy fecundo si se lee no solamente al poeta inspirado, sino también a este espléndido prosista que llegó a ser Darío.”

Evodio Escalante también se refirió a Azul, “porque ahí está lo más esencial de su poesía. Más allá del mensaje que vierte en sus poemas, logró inventar una nueva música verbal, porque precisamente la maestría del Modernismo fue encontrar una nueva armonía y sensibilidad dentro del verso, de los acentos y de las inflexiones melódicas. Por otro lado, me parece que el libro Cantos de vida y esperanza, porque ahí está reflejado de manera clara le tendencia del sentimiento latinoamericano en un enfrentamiento con el Imperio norteamericano, y es algo que no ha perdido actualidad, creo que fue un visionario en el terreno de la geopolítica que hoy estamos viviendo, no es ajeno a este momento, Darío defendía el esplendor de la cultura latinoamericana, como una forma de contener la influencia de Norteamérica, que ya la veía venir dese esa época”.

Para Yelitza Ruiz, más que un libro, como primer acercamiento a Rubén Darío, le parece que un poema es una buena entrada, “en especial me parece que el poema de ‘Los motivos de lobo’, porque además de que están presentes sus características de estilo, habla sobre la figura de San Francisco de Asís y la convierte en un una imagen no sólo de un camino místico o religioso, sino en las formas en que los seres humanos y nos movemos en materia de formas religiosas, pero que no se queda ahí, me parece que es un poema que es totalmente social y muy vigente.”

 

El escritor nicaragüense Sergio Ramírez resumió así el legado de Rubén Darío: “La permanencia de Darío está que en determinado momento transformó la lengua, se hizo de instrumentos ajenos a la lengua castellana, del francés, las voces populares y le dio una vuelta completa y, gracias a ese universo dariano, él hace nacer de su pluma las generaciones siguientes de poetas transformadores: de Neruda, García Lorca y Vallejo luego hasta Octavio Paz, José Emilio Pacheco, Nicanor Parra… en fin, sin Darío no se explicaría ni siquiera Borges, esa es la que me parece su verdadera vigencia”.

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