El mayor crimen está ahora, no en los que matan, sino en los que no matan pero dejan matar
José Ortega y Gasset
Por muy lamentables que sean los asesinatos ocurridos en Playa del Carmen, en el bar Blue Parrot, son tan sólo la consecuencia de la deliberada actitud de ignorar que la criminalidad ha alcanzado límites insostenibles en Quintana Roo, pues mientras las estadísticas oficiales señalan a Solidaridad y Benito Juárez entre los municipios de mayor operación del crimen organizado de México, la respuesta institucional hasta ahora no alcanza siquiera para brindar tranquilidad a la población y al turismo de que una situación similar no se repetirá.
Desde hace por lo menos dos años, Solidaridad ocupa el primer lugar entre los municipios en los que el crimen organizado extorsiona a los empresarios para poder operar, mientras que Benito Juárez ocupa el quinto lugar; y apenas pasados los cien días de que el gobierno estatal y los municipales asumieron su gestión, las acciones en materia de seguridad en ambos niveles de gobierno han sido fundamentalmente la compras de cámaras de vigilancia, la puesta en marcha del número de emergencias 911, el cambio de mandos policiales y la adquisición de patrullas; cuando en la entidad existe un déficit de por lo menos 500 elementos policiacos, según estimaciones oficiales.
Así como no se intenta magnificar la penetración de la criminalidad en la entidad, también es fundamental reconocer que los gobiernos de los últimos once años concentraron la estrategia en realizar acciones muy alejadas de lo que realmente se necesita, dinámica que han seguido las administraciones que recién inician, pues patrullas ya se adquirieron, pero hace menos de una semana se lanzó la convocatoria para el reclutamiento de más de 500 policías para todo el estado.
Además, apenas el jueves 12 de enero –tres días antes de los asesinatos en Playa del Carmen- el gobierno estatal anunció la designación de Eduardo Bahena Pineda como jefe de gabinete de Seguridad para coordinar acciones entre las corporaciones estatales y federales; por cierto, esto ocurrió luego de que en menos de un mes dos ataques armados ocurrieran en plena zona hotelera de Cancún y el gobernador, Carlos Joaquín González, y el secretario de Gobierno, Francisco López Mena, consideraran que se han prendido ya los “focos rojos” en materia de criminalidad.
Las acciones muestran la capacidad de respuesta y acción que desde el lado institucional se ha tenido ante los embates criminales; por cierto, la presidenta municipal de Solidaridad, Cristina Torres Gómez, en lugar de brindar tranquilidad a la Riviera Maya, determinó la cancelación futura del festival BPM en el Blue Parrot ¿se imagina que las autoridades cancelen todos los eventos y establecimientos en donde ocurran actos criminales? glorioso futuro le espera a Quintana Roo, que es hasta ahora la entidad turística más importante de Latinoamérica; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra.
P.D. Quintana Roo tiene otros muchos problemas de criminalidad: Tiene la tasa más alta en violencia de género; está entre los primeros lugares nacionales en incidencia de robo a casa habitación; el cuarto lugar nacional en violaciones y tiene la tasa más alta de impunidad a nivel nacional; sólo por mencionar algunos. Sirva la mención, también, para eventos futuros…