A TIRO DE PIEDRA: LA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA Y EL LEGISLATIVO

Por Julian Santiesteban

La primera tarea de la educación es agitar la vida, pero dejarla libre para que se desarrolle
Maria Montessori

A poco más de un cuarto de siglo de haber sido creada como la máxima casa de estudios en la entidad, la Universidad de Quintana Roo (Uqroo) tiene frente a sí el primer reto de transformación interno, derivado de añejas demandas internas y por condiciones externas que nunca antes se presentaron para lograr su autonomía.

El Congreso de Quintana Roo lanzó la convocatoria para integrar la agenda legislativa que atenderán los actuales diputados locales, y aunque en el primer foro público se presumió se recibieron más de cien propuestas, una que sin duda deberá tener la atención del Legislativo es la referida a conceder la autonomía a la Uqroo, pues a lo largo de sus 26 años de historia, en diversos momentos se ha planteado la necesidad de dotar de esta condición a la principal institución educativa de nivel superior quintanarroense, y nunca como antes sus egresados deberán responder a esa demanda histórica.

La rectoría universitaria está por primera vez en manos de un egresado de esa institución, Ángel Rivero Palomo, pero además tres de los seis diputados del Partido Acción Nacional (PAN) –que actualmente gobierna el estado- son egresados de la misma: El presidente de la Gran Comisión del Congreso del estado, Eduardo Martínez Arcila; la coordinadora de esa fracción parlamentaria, Mayuli Martínez Simón, y el diputado Fernando Zelaya Espinosa; pero además los dos últimos son vocales de la Comisión de Educación en el Legislativo; y junto con ellos está como vocal la priísta Leslie Hendricks Rubio, quien hasta antes de ser diputada fue rectora de la Universidad Tecnológica de Cancún.

La iniciativa la presentó Martín Ramos Díaz, catedrático fundador de esa casa de estudios, y aunque hasta ahora sólo Zelaya Espinosa se ha pronunciado por el análisis de fondo de dicho documento, será pertinente el seguimiento que se haga del mismo, pues tiene el respaldo de la comunidad académica universitaria, particularmente por la transformación interna que implicaría para el futuro inmediato de la Uqroo.

Para el legislador, la autonomía es una condición deseable y debe surgir sin vicios, debe ocurrir como un proceso gradual de cuatro etapas a consolidar: La libre cátedra, el fomento a la difusión cultural (que consiste básicamente en que desde la universidad se alienten todo tipo de expresiones culturales sin distingo), el autogobierno y finalmente la autonomía económica. Esta es apenas una primera aproximación formal, y del resultado final podrá hacerse una valoración real de cumplimiento de los egresados para con su alma mater; tanto en el Legislativo, como la rectoría misma de la institución. Falta por cierto conocer la opinión del resto de los legisladores, tan señalados últimamente más por sus excesos que por sus resultados.

Los diferentes gobiernos quintanarroenses han visto en la autonomía una amenaza y no una oportunidad para el desarrollo estatal, y han preferido mantener un mecanismo de control burocrático que posibilite el nombramiento de las autoridades universitarias desde el Ejecutivo, con la formalidad de aprobación en el Congreso; pero dicha condición es fundamental para que las instituciones de educación superior cumplan con el fin de educar, investigar y extender la cultura, para administrar el patrimonio y hasta para la definición de sus programas de investigación o promoción y permanencia de su personal; pues mientras sigan asumiéndose como una extensión de la burocracia local, así seguirán funcionando en la realidad.(Por cierto, a nivel nacional desde 1980 existe el concepto de autonomía universitaria a nivel constitucional (léase el artículo Autonomía Universitaria, cuyo link se incluye al final)

La concurrencia de factores parece, por primera vez, excepcionalmente favorable para permitir a la Universidad de Quintana Roo seguir evolucionando; pero además sus egresados tienen la responsabilidad histórica de regresarle y engrandecer el prestigio de la máxima casa de estudios quintanarroense; el juicio que se haga de su desempeño, depende de ellos; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.

Aquí le dejo, por cierto, tres excelente artículos que fundamentan la legalidad y necesidad -legal- de la autonomía en las instituciones de nivel superior. Ojalá tanto legisladores como autoridades universitarias tengan el tiempo y disposición de leerlos.

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