Por Alberto Aranda
Ciudad de México, 03/02/17 (N22).- ¿Qué Constitución tenemos?, bajo esta premisa, Diego Valadés, académico del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, responderá algunas cuestiones para entender a la Constitución Mexicana a cien años de su expedición.
“Tenemos una Constitución que en su momento fue, y es explicable, una Constitución revolucionaria en el orden social, pero en 1917 el tema democrático no era una prioridad. De suerte que la Constitución, que fue de avanzada en su momento, se ha convertido en una Constitución que no recoge las aspiraciones amplias del pluralismo democrático que está vigente en el país. La Constitución hasta este momento ha sido modificada por 229 decretos que han involucrado alrededor de 700 reformas a los artículos de la propia Constitución. No quiere decir que hayan sido 700 reformas constitucionales, sino 229 que es lo que corresponde a cada uno de los decretos. Muchas veces una reforma afecta a varios artículos, por ejemplo, una de las más recientes referida a la transformación del Distrito Federal en Ciudad de México, implicó 52 artículos”
¿Qué tan funcional es la Constitución?
“En el 2003 el 47% de los mexicanos decían que la Constitución era adecuada para las necesidades del país. En 2011 bajó al 35%, en el 2015 bajó al 23%, hoy está en el 20%. Esto es, el número de personas que consideran que la constitución es adecuada para las necesidades del país ha venido disminuyendo. Hoy apenas es una de cada cinco personas. ¿Qué significa? Que si estamos entrando a un punto que la Constitución (que debe ser siempre un instrumento de cohesión social) deje de ser funcional. Si deja de ser funcional entonces perdemos la base del Estado de Derecho. La Constitución es no solamente el instrumento que ordena la estructura y funcionamiento de los órganos del poder, es también la base del Estado de Derecho en cualquier sistema democrático”.
¿Es momento para revisar la constitución?
“Los tiempos políticos coinciden en este momento con los tiempos históricos de la Constitución, o sea tenemos el centenario en el 2017 y la elección presidencial en el 2018, van a ser propicios para que el tema de la Constitución se vuelva un asunto de la opinión pública, que no lo ha sido hasta el momento y el país va a tener dos grandes opciones: Hacer un esfuerzo para reordenar la Constitución y darle nuevos alientos y ampliar su vigencia por un tiempo indeterminado, incluyendo al mismo tiempo reformas sustanciales sobre todo por lo que se refiere al régimen de gobierno, y la otra gran opción que ya está sobre la mesa, sobre la que se está discutiendo de manera incipiente, pero que se va a discutir de manera creciente, es una nueva Constitución.”
¿En qué consiste reordenar los artículos de la Constitución?
“La idea es simplemente darle orden sistemático y coherente a los preceptos que tiene la Constitución. No modificamos para nada el contenido constitucional, solo le dimos otro orden y procuramos abreviar algunos textos que son excesivamente detallados y reglamentarios, y proponemos el establecimiento de una ley de desarrollo constitucional. Una ley orgánica de la propia Constitución en la que se recojan los detalles que en este momento han sido llevados a la Constitución. De manera que lo que hicimos fue reordenar la Constitución porque después de 100 años se ha ido desfigurado porque se le han ido incorporando diversas instituciones y diversos preceptos, en lugares que no corresponden. Hay que hacer este ejercicio y es una buena forma de rendir homenaje a una Constitución centenaria.”
¿Es necesaria una nueva Constitución?
“Yo creo que sería muy peligroso para el país, mi opinión y posición personal, está en cuanto a que debemos darle a la actual Constitución una nueva estructura y un nuevo contenido, porque si ponemos a discutir una nueva constitución totalmente diferente, una constitución que substituya a la actual, y además, a través de un congreso constituyente lo que podemos tener es un país altamente polarizado, fragmentado y con altos riesgos de ingobernabilidad. Si lo que se hace es meter al país completo en la incertidumbre y se fragmentan las opiniones y las corrientes políticas del país, las consecuencias son totalmente impredecibles”
¿Qué funciona de la Constitución?
“Lo que resulta muy disfuncional para el país, es que tengamos un congreso plural que resulta de una sociedad plural, pero que sea un pluralismo sin consecuencias, porque el poder de gobierno sigue concentrado en un solo partido, en el partido que gana la elección presidencial, así la gane en forma minoritaria, de manera que lo que hemos visto en los últimos periodos es que con el 35 o 36% del electorado, se tiene el 100% del poder, me refiero al de gobierno, mientras que en el congreso hay una relación muy simétrica entre la proporción de electores y la proporción de representados. Pero el sistema que tenemos es muy interesante, muy bien diseñado, convoca representación mayoritaria con representación proporcional y nos da niveles de subrepresentación o de sobre representación para los partidos, muy razonables, muy tolerables, muy manejables. Mucho más de lo que ocurre en sistemas como el estadounidense o el británico que están resultando absolutamente disfuncionales. Y ahí se demuestra cómo un mal arreglo de las instituciones produce fenómenos como los estamos viendo en estos dos grandes países con gran tradición democrática.”
¿Qué tanto conocemos los artículos de la Constitución?
“La Constitución no debe ser una norma para expertos. La Constitución es el libro de la sociedad. Todos los mexicanos deberíamos estar familiarizados con ella, pero la forma como se ha procedido para reformar, para modificar su texto hace absolutamente imposible que los ciudadanos estén enterados de lo que la constitución dispone, y puedo decirle que muchos abogados desconocen su contenido, como no sean los que se especializan en cuestiones constitucionales”.