El ser padre no es un trabajo fácil, y tampoco nadie lo dijo que lo fuera, es decir, no existe ninguna escuela, universidad, diplomado ni mucho menos algún certificado que diga “certificado de papá” o “certificado de mamá”.
Todos hacemos lo mejor que se puede, es decir, lo que creemos que está bien. Es una enseñanza que se pasa por generaciones, es decir, lo que aprendemos de nuestros papás, y ellos de nuestros abuelos, siendo de esta manera nuestro mejor entender de cómo educar a los hijos y tratar de ser los mejores padres.
Habrá quienes opinen que nunca cometerán los errores de sus padres, sin embargo, la vida da muchas enseñanzas y seguramente cometerán otros errores hasta peores que los que tratan de evitar.
Reitero, no es fácil ser padre en esta vida y aún más cuando existen matrimonios o relaciones que fracasaron y que tienen ya un compromiso, es decir, madres divorciadas o madres solteras, así como viudas y viceversa, en donde existen hijos, pero por alguna razón volvieron a encontrar el amor nuevamente y dándole una oportunidad al corazón de iniciar lo que alguna vez alguien daño sentimentalmente.
El panorama no se ve fácil porque la aceptación de esos hijos que vienen de otros matrimonios; o de parejas que decidieron separarse es difícil. El proceso de adaptación a una nueva familia, es decir, el aceptar un nuevo papá o una nueva mamá, también conocidos como el padrastro o la madrastra.
He tenido la oportunidad en la vida de observar y aprender muchas cosas y una de ellas es éste tipo de situación, y con tristeza veo cómo la imagen del padrastro siempre ha sido visto con malos ojos.
Pero ese padrastro que se dio una oportunidad en la vida de reencontrar el amor y con una madre divorciada, soltera o viuda a quien no le importó que tuviera un hijo que no fuera de su propia sangre; y no le importó decidió hacer con ellos una familia.
Lamentablemente la misma sociedad se contradice en muchas de sus apreciaciones, por un lado, no le gusta que se le condene a las madres divorciadas o solteras que tienen hijos como si tuviesen una letra escarlata como en la época medieval, sino la misma población conceptúan que esas mujeres tienen todo el derecho de darse una oportunidad más en la vida, pero cuando ésta toca la puerta del corazón entonces la misma sociedad condena viendo con malos ojos a los padrastros.
Para comenzar siempre se ha tenido la imagen del padrastro como el hombre borracho, abusador de menores, el vividor, el golpeador, el mantenido en resumen el aprovechado y todo lo negativo o atrocidades capaces de realizar por el simple hecho de ser el padrastro ajeno al progenitor de los hijos de la que ahora es su nueva esposa, o pareja.
La misma sociedad ve con malos ojos a los padrastros cuando intentan hacer un correctivo a los hijos que no son de su sangre, o bien si son castigados por éste y por la sencilla razón de que no es el padre biológico y no tiene derecho sobre de ellos.
Una mala fama ganada por la discriminación de no llevar su sangre genética pero cuando se trata de los verdaderos padres biológicos la sociedad acepta que ese papá puede regañar, castigar y hasta darle nalgadas a los hijos por el derecho de ser su verdadero papá biológico.
La incongruencia de la vida a puesto paralelamente situaciones extremas en ambos casos, y aun así la figura del padrastro siempre será las más condenada por la misma sociedad. Un ejemplo de ello solo por mencionar es cuando existe un abuso sexual cometido por un papá biológico y por otro lado si fuese el padrastro, el más condenado es éste último ya que cuando se trata del primero siempre buscan algún tipo de justificación entre la misma familia o familiares, aunque en ambas situaciones son inaceptables jurídicamente.
La sociedad no es la única en conceptuar equivocadamente a todos los padrastros como una mala persona, sino también en las cadenas televisivas siempre lo exhiben como el borracho, drogadicto, golpeador, abusador de menores, y así seguirá la lista. Un ejemplo de ello es el programa de La Rosa De Guadalupe, en donde la figura del padrastro siempre termina mal, siendo inverosímil que en ningún episodio lo muestren como una buena persona, un buen marido, y padre.
Tanto la sociedad y las cadenas televisivas se han empeñado tanto en manchar la imagen del padrastro, a tal grado que esa fobia está provocando que esos hombres se priven de darse una oportunidad con una madre soltera, divorciada o viuda que tengan hijos porque ante los ojos de todos son mal vistos.
A manera personal soy un padrastro de una hermosa hija, a que le agradezco primero a Dios, y a mi esposa por haberme dado la oportunidad de ser papá de esa hija a quien amo como si fuera de mi propia sangre y el no haber tenido hijos biológicos fue una elección mía y no porque no pudiera procrear.
Soy un testigo de lo dicho literal que ser padre no es el que engendra sino el que cría, educa, y mi legado está en mi entrega, valores, principios y honestidad como el mejor de mis apellidos, aunque comparto que ella misma ya me pidió si le daba el apellido de Robles, a que con el corazón abierto le digo que sí. Ya ven que no todos los padrastros son malos. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org