Los unicornios y los millonarios

Por Teyuné Díaz

La Habana (PL) Los unicornios son animales mitológicos, caballos de color blanco con un cuerno de poderes maravillosos en la frente, a los cuales  se les atribuye poder emplearse en la sanación de problemas estomacales, epilepsia e incluso en casos de envenenamiento.
A este ser fabuloso de carácter noble, se le considera capaz de vencer a otros animales más fuertes, y ser independiente y solitario, poco amante de los contactos, los cuales reserva para doncellas de corazón puro, ya sean humanas o elfas, pero una vez que se deja tocar, protegerá a la persona a costa de su propia vida.
Algunas culturas los consideran inmortales y otras creen que pueden alcanzar hasta los mil años, aunque sus orígenes son dudosos, y algunos los remontan a la India, África o a los vikingos.
Pero, en la economía, también existen los unicornios y se denomina así a las  empresas o personas que de manera extraordinaria hicieron fortunas que sobrepasan los millones de dólares.
En el 2013 surgió el término para referirse a las empresas tecnológicas o emergentes que superaron los mil millones de dólares de valoración antes de salir a la bolsa.
Actualmente, en el planeta solo existen 184 entidades consideradas como unicornios, cuyo patrimonio se valora de conjunto en unos 653 mil millones de dólares y, entre las diez más valiosas, hay cinco corporaciones estadounidenses, cuatro chinas y una india.
Entre las características generales de esas empresas emergentes, se encuentra que la mayoría no excede los cinco años de creada, están integradas por jóvenes menores de 35 años, y como elemento significativo y discriminatorio no suelen tener mujeres en cargos de dirección.
Como vinculan su modelo empresarial a las redes sociales y  al consumidor final, en poco tiempo han logrado un papel protagónico en los medios de comunicación, y su influencia alcanza, entre otras, la forma de viajar, comprar y realizar pagos alrededor del mundo.
Para algunos expertos el alcance de esas entidades es impredecible, y consideran incluso que podrían llevar al colapso a  la mayoría de las grandes corporaciones, conocidas como dinosaurios, debido a una ruptura tecnológica brusca.
Además, estiman que las lentas decisiones, dificultades para adaptarse a los rápidos cambios tecnológicos e innovaciones y la pérdida de talentos, son algunas de las características que harán desaparecer a las dinosaurios, de no adaptarse  lo suficientemente rápido a las nuevas realidades.
Pese al avance de esas corporaciones tecnológicas, la entrada al selecto club disminuye cada año, pues en el 2015 lograron sumarse a la lista 79 empresas, mientras que en el 2016 ingresaron solo 42 compañías y, además, se aprecia un retroceso en  la actividad inversora.
Al respecto, algunos especialistas coinciden en que, pese a las deslumbrantes ganancias a corto plazo, como esas entidades necesitan de elevadas inversiones de riesgo, se transforman en empresas con altas valoraciones sin producir beneficio alguno y destacan que cerca del 80 por ciento no sobrevive los dos años, momento en que se esfuma  la magia de los unicornios.
Otra de las tesis de los analistas es que la desaceleración de esas corporaciones se debe a los crecientes temores en el mercado por su alta cotización en la bolsa, sin un respaldo real, lo cual podría convertirse en una especie de burbuja especulativa, tal como ocurrió en el 2000, aunque en ese caso fue en el mercado de valores.
PERSONAS UNICORNIOS
El nombre de unicornios también se extiende a aquellos jóvenes cuyas fortunas sobrepasaron a la velocidad de la luz los mil millones de dólares e, incluso, existen estudios sobre las universidades a las que asisten estos descendientes del rey Midas.
Al parecer la magia de los unicornios no es tan potente, porque la transformación en el mitológico animal se reproduce generalmente en jóvenes con elevados niveles de estudio, es decir, ni tan autodidactas, ni tan carentes de privilegios.
En su mayoría estas personas asisten a centros de enseñanza costosos y selectivos, por lo que existen sondeos que demuestran cómo gran parte de los miembros de la élite financiera accedieron a una educación de ese nivel.
Otro criterio asumido por analistas es que las universidades más ricas y poderosas intentan convertirse en centros formadores de unicornios, como forma para tener acceso a las empresas emergentes en el campo tecnológico.
Según una reciente investigación, en Estados Unidos se encuentran nueve de las 15 instituciones educativas líderes del mundo. En los primeros puestos se ubican Stanford y Harvard, y solo en el cuarto lugar aparece un centro fuera de la nación del norte, los Institutos Indios de Tecnología.
Mientras la pobreza se extiende por el planeta, aumenta el hambre, la emigración por factores económicos y menos personas tienen acceso a la salud, al empleo o a una vivienda, los más acaudalados estudian las formas de enriquecerse a velocidad supersónica.

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