Bogotá, 3 abr (PL) Mientras Colombia llora hoy a unas 258 víctimas de las descomunales avalanchas que asolaron al sureño municipio de Mocoa, los sobrevivientes de la tragedia buscan entre escombros a más de 300 desaparecidos con la esperanza de hallarlos con vida.
El desbordamiento de tres ríos en esa localidad de Putumayo, fronterizo con Ecuador, sorprendió a los pobladores en la madrugada del sábado cuando los aludes arrastraron árboles, puentes, viviendas, y todo cuanto encontraron a su paso.
La prioridad ahora es brindar atención a los heridos y localizar a las personas de paradero desconocido, afirmó la Cruz Roja tras precisar que recibieron 326 solicitudes de lugareños quienes procuran noticias y restablecer contacto con familiares.
No obstante las autoridades locales aseguran que tal cifra pudiera aumentar con el paso de los días y el avance de las misiones de rastreo, en las que participan fuerzas de varios organismos especializados.
El caluroso municipio situado en el pie de monte amazónico sufre los efectos de la deforestación, fenómeno que en opinión de científicos fue una de las causas del desastre pues los árboles constituyen una suerte de barrera natural frente a las riadas.
Según reportes oficiales, cientos de pueblerinos perdieron sus hogares y la totalidad de sus bienes por la furia del agua.
Vi pasar carros, lavadoras, neveras; bajaban por la calle con una velocidad impresionante, comentó a la prensa uno de los testigos de las avalanchas.
Los más ancianos recuerdan aún los aludes ocurridos en 1940 y las inundaciones de 1974, aunque ninguna de esas catástrofes fue tan severa como la del 1 de abril, expresaron.
Además de los daños provocados a los inmuebles, la zona comercial de Mocoa quedó reducida a escombros.
En medio de las tareas de rescate, grupos de expertos evalúan la magnitud de los perjuicios.
En mayo de 2015 un evento similar devastó a la localidad antioqueña de Salgar, donde murieron más de un centenar de ciudadanos y decenas permanecen desaparecidos.