La conciencia del peligro es ya la mitad de la seguridad y de la salvación
Ramón J. Sénder
Mientras en el Congreso de la Unión siguen “discutiendo” la pertinencia de una ley de seguridad interior, que daría facultades al ejército para combatir la delincuencia en las calles y la iniciativa para crear un mando único policial ha quedado estancada también en el Legislativo federal, en todo el país la criminalidad está desatada y las corporaciones policiacas corrompidas; tanto, que justamente se ha tenido que echar mano de los cuerpos castrenses para frenar la escalada de violencia que azota de norte a sur.
En Quintana Roo, el gobernador Carlos Joaquín González agradeció al secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, por el envío de 600 elementos del ejército mexicano que arribaron el sábado anterior a Cancún para realizar el llamado “Riviera Maya 2017”, que atenderá los municipios de Solidaridad y Benito Juárez, los más importantes turísticamente hablando a nivel nacional.
Y es que mientras en el Senado se debate una ley de seguridad interior en la que se faculta al ejército y la marina a combatir la criminalidad en las calles –aunque desde hace dos décadas lo han hecho-, con facultades extraordinarias a los cuerpos castrenses, que ha generado reacciones en organizaciones defensoras de derechos humanos, lo cierto es que la violencia continúa y no hay corporación alguna que, en lo individual, pueda inhibir la acción de los delincuentes; y Quintana Roo es muestra de ello, pues además de las policías estatales y municipales, existe en la entidad la representación de la Procuraduría General de la República (PGR) y desde hace casi dos años hay arribaron al estado miembros de la Gendarmería Nacional, pero los asesinatos y la operación del crimen organizado continúa.
A todos debe interesar el respeto a los derechos humanos, y la normatividad federal deberá sin duda adecuarse a las demandas de la sociedad civil, pero lo cierto también es que en México la Marina y el ejército son quienes han asestado los principales golpes contra el crimen organizado y, con contadas excepciones, mantienen también una mayor incorruptibilidad y una mejor imagen ante la sociedad; tanto, que seis de cada diez mexicanos confían en las fuerzas armadas y las prefieren en las labores de seguridad, de acuerdo a recientes mediciones nacionales.
Ahora bien, el incremento en la violencia no es privativo del sureste mexicano, también en el norte del país y en las entidades que recientemente cambiaron gobierno y partido en el poder, como Veracruz, Quintana Roo y Chihuahua, por ello el ejército envió también soldados a Baja California Sur. El agradecimiento de Carlos Joaquín González muestra que, independientemente de los tiempos legislativos a nivel federal, las corporaciones castrenses representan los mejores esfuerzos para combatir la criminalidad.
Ciertamente, Quintana Roo ha padecido también la inoperancia de militares que han sido designados en cargos de seguridad, recuérdese tan sólo a Carlos Bibiano Villa Rodríguez, ese oscuro personaje que durante casi toda la administración de Roberto Borge Angulo estuvo al frente de la Secretaría de Seguridad Pública; pero no es el caso actualmente, porque además los elementos del ejército llegan a reforzar las medidas locales contra la criminalidad, bienvenido entonces el esfuerzo y atinada la coordinación ordenada desde el Ejecutivo estatal.
Así, mientras este fin de semana el ejército mexicano informó que serán 18 las bases que se establezcan entre Cancún y la Riviera Maya, la violencia continuó en el norte de la entidad; lo que corrobora la urgente necesidad de su tarea; por cierto, en el evento de bienvenida a los elementos castrenses, en el 64 batallón militar de Cancún, no estuvo presente el alcalde de Benito Juárez, quien debiera ser el principal interesado en ello. Será que el presidente municipal quiere arreglar todo con cancioncitas; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.