Sumergidos en la cotidianidad y los problemas diarios se nos olvidan muchas cosas que sucede alrededor de nosotros. Posiblemente no le damos importancia porque sus efectos negativos nos impactan de manera paulatina o indirectamente pero tarde o temprano nos afecta porque es nuestro entorno.
Hace pocos días atrás, México celebró dos fechas significativas mundialmente. El 22 de marzo “El Día Mundial del Agua” y el pasado viernes 31 “La Hora del Planeta”. En la primera fecha el espíritu y motivo de este festejo es llevar a cabo y realizar de manera permanente programas y acciones donde se reflejen planes y proyectos que al ponerse en marcha dignifiquen la fecha con la concientización de que hay que cuidar el agua. Por lo que hace a “La Hora del Planeta”, el objetivo es también hacer conciencia sobre el ahorro de energía.
Fueron tan mínimas y casi nulas las actividades realizadas sobre esos dos aniversarios, reflejando el carácter y personalidad de nosotros como mexicanos, es decir, no somos entusiastas en proteger nuestro medio ambiente.
Nuestro planeta azul; bautizado así el planeta por los hombres que la habitan porque predomina más agua en la superficie, y siendo irónico que a su vez la mayor preocupación de los países por contar agua suficiente de calidad y cantidad para la supervivencia del ser humano se incrementa más por tener variantes en su contra.
Una de ellas es la situación geográfica en la que se encuentra habitada una entidad, solo por mencionar la nuestra, es decir, Coahuila; es una zona desértica en lo general.
Muy a pesar de esta desventaja ocupamos el quinto lugar en el país con cobertura asegurada del vital líquido potable superando el noventa por ciento.
Pero como no todo lo que brilla es oro, ya que de acuerdo a una investigación realizada hace años atrás por Dr. Jürgen Mahlknecht, Director del Centro del Agua para América Latina y el Caribe, con 31 publicaciones internaciones sobre el tema de agua subterránea/hidrogeología y geoquímica ambiental, asegura la existencia de riesgo de abastecimiento los mantos acuíferos de Arteaga, Saltillo, Ramos Arizpe, es decir, la región sureste de Coahuila.
Preocupante los resultados de su diagnóstico porque el hecho de que exista agua, ésta se ve amenazada por contaminantes como el arsénico y plomo que se verá afectada a un corto plazo.
Sumándole a las variantes en contra la sobreexplotación de los mantos acuíferos es otro de los enemigos principales poniendo en riesgo el abasto de agua, no teniendo más pozos disponibles para extraer éste vital líquido; según reportes de la Comisión Nacional del Agua; el último manto acuífero en gastar toda su disponibilidad fue el de la Región Manzanera-Zapalinamé, no quedando uno nuevo de donde sacarle más.
Ya que al día de hoy la disponibilidad de los acuíferos Saltillo-Ramos Arizpe, Saltillo Sur, Cañón del Derramadero, Región Manzanero-zapalinamé, Paredón, Paila y General Cepeda-Sauceda, es de cero.
Es importante hacer conciencia sobre el cuidado del agua y empezar a buscar opciones para potabilizar el agua contra los contaminantes de minerales que ponen en riesgo la vida de los coahuilenses, y una mayor vigilancia por parte de las autoridades sobre todo para aquellas industrias metalúrgicas que con sus accidentes de fugas de amoniaco ponen en riesgo la salud de toda una comunidad como lo sucedido en Torreón, con Peñoles que sigue sin aclararse la investigación del accidente.
Muy a pesar de las grandes cantidades de que en su momentos aportaron y aportarán los ciclones, huracanes y tormentas tropicales que se extienden hasta Coahuila, siempre serán insuficientes para recuperar la sobreexplotación que en un pasado fueron objeto los pozos de Saltillo, no existiendo palabra nueva en el diccionario para poder calificar la inconsciencia, atrocidad y abuso a lo que fueron sometidos por una familia saltillense secando el oriente de la ciudad, y siendo más el enojo e impotencia del entonces gobernador Rogelio Montemayor; decidió no actuar penalmente por considerar que con eso no alcanzaba a reparar el gran daño que se había cometido.
Habitantes del sureste de Coahuila no consideran que el hecho de que son muchos los “popotes” que absorben el agua, para poder abastecer a la población, pero por otra parte es demasiado el desperdicio y mal uso de este recurso natural no renovable y son muchos los años, sin avanzar en una cultura del agua. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org