*CAMINOS ABIERTOS
*LA RABIA OFICIAL
POR RAFAEL LORET DE MOLA
Hace algunos años, cuando menos una década completa, percibimos e informamos que la distensión hacia los tráileres cargados con droga, a su paso por las autopistas de los Estados Unidos, sólo podía tener una explicación: el visto bueno de los aduaneros y los agentes de la Border Patrol estadounidense. En efecto, a partir de este punto, fue descubriéndose que la estabilidad del mercado estadounidense de estupefacientes deriva en buena medida de la capacidad de las agencias de inteligencia para mantener los equilibrios y simular la persecución de los cárteles mexicanos, con los que se entienden, sembrando cadáveres como rastrojos inútiles.
Al gobierno le molestó enormemente que se hablara de nuestro país como un enorme cementerio de fosas clandestinas en voz de algunos mandatarios centro y sudamericanos acaso molestos por la intromisión de los cárteles en sus propios países, digamos en Colombia en donde la paz pende de un hilo pese a los esfuerzos mayúsculos para detener a los narcotraficantes de Cali y Medellín sobre todo –la historia de Pablo Escobar ya se convirtió en leyenda telenovelera-, y ahora se percatan que son los capos mexicanos quienes mantienen el comercio envilecido. ¿Qué se puede esperar en el futuro?
Pero más brutal aún es la ausencia de capacidad de nuestros gobernantes para hablar claro en la Casa Blanca y exigir, con pleno uso de la soberanía nacional, que se proceda en la Unión Americana con la misma rudeza con la cual se persigue y mata a los agentes del mal y sicarios en territorio mexicano. ¿Para eso es para lo que les permiten a los policías de extranjero portar y usar armas sobre territorio nacional? Me temo que sí.
Ahora, la denuncia ha crecido sobre la propensión de aduaneros y agentes fronterizos a corromperse no sólo por dinero sino igualmente por su inclinación por las ofertas sexuales de primera línea. Las deformaciones sobre las costumbres estadounidenses, mil veces difundidas por la televisión, crecen sin remedio; pero la basura la siguen arrojando sobre México.
La Anécdota
De acuerdo al Comité de Protección de Periodistas, en México se ha asesinado a sesenta colegas en los últimos tres años. A este ritmo, de veinte crímenes cada doce meses, al final del sexenio –con o sin peña-, tendremos más de cien cadáveres de colegas silenciados, más de los anotados durante el execrable régimen de miguel de la madrid y de su testaferro manuel bartlett díaz, ahora cobijado bajo los pantalones de Andrés Manuel.
Por lo anterior, aparecemos ahora entre las naciones con mayores índices de represión contra los informadores, que encabezan Eritea, Corea del Norte y Arabia Saudita. Pero no se explica la razón de ello: en las naciones mencionadas sí se contabilizan a los “desaparecidos” como muertos y en México el tema es obtuso y con frecuencia mentiroso. Hay más “levantados” que ensangrentados… pero los primeros rara vez regresan.
Otra medalla, la de la simulación de asesinatos, para el pecho de peña nieto.
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E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com
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