Moscú, 28 abr (PL) La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) buscaba un gran enemigo como Rusia, después del fin de la Guerra Fría y finalmente lo logró, declaró hoy el representante permanente de Moscú ante ese órgano, Alexander Grushko.
El análisis de las acciones de los países de la OTAN en la región demuestra que la organización fundada en 1949 para contener a la Unión Soviética no puede vivir, lamentablemente, sin un gran enemigo, declaró Grushko en exclusiva para Prensa Latina.
Tal sensación venía desde que a Europa llegaron nuevos tiempos y la Guerra Fría concluyó. La alianza atlántica se sintió incómoda, opinó.
La alianza atlántica intentó buscar para si un nuevo papel. Recordamos los resultados de sus intervenciones humanitarias en Yugoslavia, los bombardeos en Iraq, el conflicto en Libia y ahora lo vemos el caos en el Medio Oriente y el norte de África, comentó.
Tampoco salieron las cosas como lo pensaron en Afganistán, por eso debieron regresar a su objetivo inicial, es decir, buscar un gran enemigo, señaló Grushko.
La situación es muy preocupante por muchos motivos, pues la OTAN con sus acciones intenta recomponer las condiciones de los tiempos de la Guerra Fría, afirmó el funcionario ruso.
En este caso se trata de reforzar el flanco oriental, supuestamente para defenderse de la agresividad rusa, aún cuando toda la amenaza de Moscú es puro mito, consideró.
Prácticamente, todos los días se pueden leer informes del peligro ruso en países con costas en el mar Báltico, mientras llegan allí tanques estadounidenses y blindados, entre otras fuerzas, constató.
Eso preocupa porque ahora no solo se trata de una política contraria a nuestro país, sino de planes militares concretos en el terreno, lo que mina por largo tiempo los esfuerzos para crear un sistema verdadero de seguridad colectiva en Europa, explicó.
Para las personas de buen juicio, crear un sólido sistema de seguridad sin Rusia sería imposible, y mucho menos, contra Rusia, advirtió el diplomático.
Ahora, en las nuevas condiciones de seguridad, la formación de islotes protegidos está condenada al fracaso, subrayó Grushko.
En estos momentos necesitamos algo como lo planteado por el presidente Vladimir Putin, afirmó.
Se trata de crear una amplia coalición antiterrorista sobre principios nobles y bajo la egida de Naciones Unidas para que la cooperación se desarrolle para enfrentar nuevas amenazas y desafíos.
La situación en Afganistán influye directamente en toda la región de Asia Central, donde están ubicadas repúblicas que son nuestros aliados y amigos, declaró, por otro lado.
Nosotros, como Europa, sufrimos con los flujos de narcóticos provenientes desde Afganistán y claro que ello requiere de esfuerzos conjuntos y sistemáticos, opinó el representante ruso.
Pero lo que la OTAN hace en estos momentos en materia militar y política solo forma una nueva línea divisoria en Europa y eso impide una verdadera cooperación basado en intereses comunes, apuntó.
La situación que tenemos ahora es muy peligrosa con el acercamiento directo de las tropas de la alianza atlántica a nuestras fronteras, constató Grushko.
Precisamente, nuestra posición respecto a la ampliación de la OTAN fue muy consecuente, sin embargo, a nosotros nos dieron garantías durante la unificación de Alemania que nunca se cumplieron, recordó.
Lo que vemos hoy no es solo la violación de esas garantías, sino que ese proceso debilita la seguridad europea, argumentó.
Nosotros vemos que los nexos con las naciones de Europa del este que entraron a la OTAN, en lugar de mejorar, empeoraron. Esos países se declararon como parte del frente de primera línea con el despliegue en sus territorios de tropas extranjeras.
Todo ello, repito, crear serios riesgos para la seguridad regional en una zona donde en otros tiempos fue muy estable en cuanto a asuntos militares se refiere, lamentó el diplomático ruso.
La zona del mar Báltico siempre fue una región tranquila y de cooperación, aunque existían diferencias con las naciones del Báltico, vinculadas a la población rusoparlante, admitió.
Ello también estuvo vinculado a los intentos de poner como héroes a los fascistas, pero no existía una dimensión militar en ese diferendo. Ahora, con sus acciones, la OTAN introdujo el uso de la fuerza en las relaciones con Rusia, opinó.
Vivimos una nueva realidad ante la cual vamos a reaccionar y aplicar las medidas necesarias para defender nuestro flanco occidental y garantizar los intereses de la seguridad rusa, aún cuando no fue lo que nosotros hubiéramos querido, señaló.
Rusia cuenta con un amplio espectro de opciones para reforzar su defensa de forma efectiva y sin muchos gastos, declaró Grushkov.
Por otro lado, el Consejo Rusia-OTAN trabaja, pues nos reunimos al nivel de embajadores. En los últimos tiempos nuestros socios occidentales hablan de buscar vías para una reducción de la escala de tensiones y para evitar incidentes peligrosos, afirmó.
Será necesario restablecer los contactos militares sistemáticos y al nivel de expertos para discutir con los mapas en la mano y ver que se puede hacer para mejorar la situación actual, consideró. Sin embargo, por ahora la OTAN no está preparada para eso.
Creo que ellos deberán escoger, o hablan en serio y entonces restablecemos todos los contactos políticos y militares, o continuamos con el intercambio de pareceres, pero eso no nos acercará en nuestro objetivo común: impedir un empeoramiento de la situación en la esfera militar.
Respecto a la entrada de Montenegro a la alianza atlántica, opinó que es un proyecto totalmente politizado, pues incluso desde el punto de vista de la OTAN para aceptar miembros sería difícil hablar de que Montenegro puede reforzar la seguridad de ese bloque, estimó.
Montenegro apenas cuenta con dos mil uniformados, en una población de ocho millones, y con ocho o 10 blindados, por ello es un proyecto estrictamente político, hecho para demostrar que la política de puertas abiertas aún vive, que no fue olvidada, consideró.
Desde el punto de vista militar es un intento de cercar a Serbia, que carece de planes para ingresar a la alianza atlántica y permitiría, además, contar con un país con costas en el mar Adriático, que se convierte en zona marítima de la OTAN, explicó.
Ello tampoco mejorará la protección de la propia Montenegro a la que demandaran el envío de sus soldados a algún lugar en Letonia o Estonia para supuestamente defenderse de la amenaza rusa, ironizó.
Al comentar la posibilidad del ingreso de Ucrania a la alianza atlántica, señaló que era casi imposible y apelo al buen juicio de los europeos que entienden muy bien que un paso como ese lanzará hacia el pasado a todo el sistema de la seguridad europea.
Rusia-OTAN: La justificación del enemigo
Por Antonio Rondón García