Moscú (PL) Sochi parece incluir en sí a la política de altos quilates, un centro de millones de turistas y una plataforma deportiva para todo el año, en fin, una atractiva forma de ligar placer y trabajo.
Nada más asomar al aeropuerto de la cuidad, comprendes el carácter variopinto de su clima: el avión aterriza cerca de una franja de playas, pero al salir de la instalación se divisan montañas nevadas, en medio de 27 grados centígrados.
De acuerdo con el director de la instalación aérea, Leonid Sergueev, al año la terminal recibe al menos cinco millones de personas, mientras para la esperada Copa de Confederaciones de fútbol el flujo puede llegar a 32 mil personas diariamente.
Sergueev aseguró que por segundo año consecutivo, el aeródromo de la sureña ciudad balneario de Sochi es visto como uno de los más operativos de Europa.
Pero la joya que marca el desarrollo de Sochi es la ciudadela olímpica preparada para los Juegos de Invierno de 2014, que conllevó la construcción literal de una nueva ciudad, con conexiones de tren, subestaciones eléctricas, túneles y puentes.
Todo se realizó con una inversión de más de cinco mil millones de dólares, incluida una villa a unos 800 metros de altura para acercar a los deportistas a zonas de competencia.
Ahora, el centro de edificaciones en la plataforma inferior, es decir, pegada al mar y cerca de las playas, cuenta con 15 instalaciones deportivas, la llamada herencia olímpica. Pasados los Juegos Olímpicos de Invierno y sus respectivos Paralímpicos, en 2014 el gobierno ruso se dio a la tarea de transformar las instalaciones para darle uso permanente.
Algunas, como las pistas de patinaje para las carreras de velocidad mantuvieron su propósito inicial, solo que ahora se convierten en base de entrenamiento para los equipos nacionales en una época, y para uso público en periodos alternos.
La existencia de áreas de competencia de primer nivel ya dió los primeros resultados: el equipo de kiorling llegó a los primeros lugares en Europa.
Pero la mayor transformación fue la del estadio Fisht, que empleado para abrir y cerrar los Juegos Paralímpicos de 2014, se transformó en una instalación para el fútbol, con el césped de mejor trabajo y sistema de drenaje, al menos de Rusia.
El Fisht o Arena Sochi, como también le llaman, está flanqueado por un lado por las playas de Sochi y por el otro por las montañas nevadas, con picos de más de dos mil 800 metros, donde, en plena primavera, se puede esquiar.
Otra transformación en la ciudad-montaña, la villa olímpica de los juegos de 2014, se dio en un centro de prensa, convertido ahora en un lujoso casino, de los pocos que existen en Rusia (solo Krasnodar y Sochi).
Unas 10 mil personas visitan esa instalación de recreo que también quedó a disposición de todos los vacacionistas de Sochi como una opción para cualquier estación del año.
LISTOS PARA LA COPA DE CONFEDERACIONES
Según el alcalde de Sochi, Anatoly Pajomov, ya se realizaron los tres juegos de prueba exigidos por la FIFA, el último fue el final de la copa de Rusia entre Ural y Lokomotiv, que ganó este último en el estadio Fisht.
La división de voluntarios está muy desarrollada, todavía recuerdan la sonrisa de nuestros voluntarios, no solo jóvenes, declaró Pajmonov.
Ahora trabajamos todo el año en la esfera del turismo, con un promedio de llenado de los hoteles de más del 70 por ciento, aclaró.
En un año registran en Sochi unas 200 actividades, tanto deportivas, como políticas y culturales. Nos acercamos al Festival de la Juventud y los Estudiantes que se realizará aquí en octubre, señaló.
Respecto a la seguridad para la Copa de Confederaciones, indicó que en Sochi existen seis mil cámaras de circuito cerrado.
El alcalde indicó a Prensa Latina que unos 300 voluntarios están preparados para trabajar en la Copa, mientras fue muy locuaz al explicar la seguridad marítima de la ciudad: está completamente garantizada, sin más detalles.
Al mismo tiempo, las autoridades federales y de Sochi insistieron en la necesidad de gestionar la acreditación del fan futbolístico o Fan ID, que es obligatorio para todo el que asiste a los juegos de la Copa en cuatro ciudades rusas.
En Sochi se abrieron 34 puntos para preparar la citada acreditación.
EL DEBER Y LA POLITICA
Sochi demostró su capacidad para pasar de un centro cultural-recreativo a uno de encuentros internacionales, cuando acogió en el estadio Fisth al tercer juego de prueba para la citada Copa, mientras en la misma ciudad se tejía la gran política.
El presidente ruso, Vladimir Putin, recibió primero a la canciller federal alemana Angela Merkel, y luego a su similar turco, Recep Tayyip Erdogan.
Con la Merkel se reafirmó el carácter de gran socio comercial que tiene Alemania para Rusia, mientras Berlín debió admitir la necesidad de una cooperación económica con Moscú.
Además, ambos países se refirieron a la necesidad de que todas las partes enfrentadas en la región del Donbass debían cumplir estrictamente los acuerdos de Minsk de 2015, sobre cese del fuego, estatus del Donbass y seguridad de fronteras.
En el caso de Erdogan, el mandatario ruso pareció alcanzar un acuerdo de principios con Turquía sobre la formación de cuatro zonas de distensión en Siria para acercar el fin del conflicto en ese país levantino.
Así, la perla rusa a orillas del mar Negro demostró su capacidad para unir a la gran política con deporte y un turismo de todas las estaciones, sin que los habitantes de Sochi apenas percibieran ese intenso ajetreo.
Sochi, el placer y la política
Por Antonio Rondón