La política es un acto de equilibrio entre la gente que quiere entrar y aquellos que no quieren salir
Jacques Benigne Bossuet
En 2018, junto con el proceso electoral federal, Quintana Roo renovará sus once presidencias municipales, en un entorno en el que su gobernador, Carlos Joaquín González, no milita en ningún partido político, pero en el que, en realidad, tiene incidencia en todos, incluyendo el Partido Revolucionario Institucional (PRI), al cual renunció formalmente, pero cuyo futuro dirigente dependerá de la voluntad del primer mandatario.
Por primera vez en su historia, Quintana Roo tendrá cuatro diputaciones federales –hasta el proceso 2015 tenía sólo tres- y cuenta además con dos senadurías, por lo que, en total, estarán en juego más de un centenar de cargos públicos –incluyendo las regidurías de cada ayuntamiento-. Este será el primer proceso electoral en la administración joaquinista y por eso hasta ahora el mandatario parece no tener prisa por mostrar “sus cartas”, pues el riesgo en la imagen del gobernador es alta, dado que los resultados deberán acreditar la legitimidad obtenida en 2016 por el “gobierno del cambio”, o en su defecto mostrar un desencanto ciudadano por la transición, de ese tamaño es el reto.
El proceso federal iniciará la primera semana de septiembre del presente año, y en ese mismo mes Joaquín González deberá rendir su primer informe de gobierno, por ello el reacomodo al interior de los partidos parece haber iniciado; de ahí que en la semana anterior el Partido Encuentro Social (PES) anunció la designación de Gregorio Sánchez Martínez como su dirigente estatal, con la previsible molestia del actual dirigente y diputado Carlos Mario Villanueva Tenorio, quien con la pérdida de la estafeta vio también alejarse sus posibilidades de incidir en la designación de candidatos; pero también al interior del tricolor hubo un cisma, con la carta enviada por el ex presidente de Solidaridad, Gabriel Mendicuti Loría, a su dirigente nacional, Enrique Ochoa Reza, en la que reclama el abandono partidista.
En el caso del PRI, desde febrero y con la queja de “notables” priístas comenzó la caída de Raymundo King de la Rosa. Si a Mendicuti Loría le funciona ahora la carta enviada a la dirigencia nacional, antes de septiembre deberá asumir la dirigencia tricolor, aunque hay quien ya lo vislumbra como el candidato del Partido Acción Nacional (PAN) para la alcaldía de Solidaridad. Lo que deberá en todo caso cuidar el también ex secretario de Gobierno, es la “cercanía” con personajes ligados fuertemente al aun senador y ex gobernador Félix González Canto, pues el acercamiento que ha logrado con el actual mandatario pudiera venirse abajo.
El Partido de la Revolución Democrática (PRD) vive por su parte una “pax romana”, una tranquilidad que aguarda cualquier factor detonante para desmoronar la endeble dirigencia de Emiliano Ramos Hernández; y en el Partido Acción Nacional (PAN) hay ya guerras internas por las candidaturas a las alcaldías, sobre todo las que no han funcionado del todo como Solidaridad y Cozumel; y la capitalina, donde Luis Torres Llanes iría a la diputación federal y sería sustituido por Fernando Zelaya Espinosa, mostrando su inconformidad cada vez más evidente el secretario general del albiazul en la entidad, Mario Rivero Leal, quien aspira desde hace años al cargo, veremos.
Sin embargo, todos los partidos muestran una sumisión y vínculos con el poder del gobernante, se habla ya de acuerdos y espacios para el proceso electoral; a excepción tal vez del Partido Verde Ecologista (PVEM); que pretende convertirse en el único contrapeso al gobierno joaquinista y cuya alianza con el PRI ya no luce tan sólida, pero también existe un factor que se ha analizado poco y es el de los priístas que trabajan para Carlos Joaquín y que pretenden cargos de elección popular, aquellos que no renunciaron a su militancia para integrarse al “cambio” ¿será que Mendicuti Loría ya los ha tomado en cuenta? Todos los partidos en la entidad son del gobernador, y no deben descartarse nominaciones oficiales ni siquiera en Morena, lo veremos en menos de un año; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. nos leemos en la próxima.