Caracas, 3 jun (PL) El presidente Nicolás Maduro ordenó esta semana a su canciller, Delcy Rodríguez, dejar la silla de Venezuela vacía en la reunión de sus homólogos en la sede de la OEA.
El mandatario tal vez no imaginó que esa acción representaría la más importante victoria de su país en los últimos días y un triunfo de la dignidad frente a las acciones injerencistas que se orquestan en el seno de este organismo, según criterio de comentaristas políticos.
Este miércoles, la reunión de cancilleres de la OEA fue suspendida tras la falta de consenso entre las 34 delegaciones presentes en la asamblea durante 30 minutos de discusión en privado.
El proceso de retirada de Caracas de ese foro dura 24 meses y hasta que ese tiempo no transcurra de hecho y de derecho, los venezolanos tendrán que aguantar ser miembro de un ente que los adversa y es promotor de ataques injerencistas auspiciados por el gobierno de Estados Unidos.
Según comentó Maduro, «una silla vacía, en el salón Simón Bolívar en la Organización de Estados Americanos, derrotó a 13 gobiernos de la derecha, incluyendo el gobierno de Donald Trump».
Pero, si destacado fue el resultado, también fue significativa la respuesta popular a intentos de la oposición de generar acciones de violencia y caos en varios sitios de la capital como presunta respuesta a los logros del gobierno en los preparativos para la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), un proceso que avanzó en la semana a pasos agigantados.
Pese a sus detractores, especialmente entre grupos opositores y medios vinculados a estos que critican al gobierno, la búsqueda del diálogo y la paz avanza por una senda con creciente apoyo popular, más luego que Maduro señalara que el resultado del proceso será sometido a un referendo consultivo.
Resultó sustantivo además, que durante la semana Venezuela mostró que tiene apoyo en el exterior cuando fue seleccionada para presidir, entre otras, la cuarta comisión de la Asamblea General de la ONU, encargada de las Misiones de Paz, Descolonización y Palestina.
Pero, aun así, la oposición insiste en la desestabilización del país. La víspera, el diputado a la Asamblea Nacional Freddy Guevara prosiguió con sus llamados a «la resistencia», lo que por la general se traduce y culmina en actos de violencia y terrorismo, según denuncias de las autoridades.
Otro que no se quedó detrás fue el diputado a la Asamblea Nacional (AN) por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Henry Ramos Allup, quien dijo que con las manifestaciones de calle «ha logrado hacer presión internacional sobre el caso Venezuela», algo que dista mucho de los resultados diplomáticos obtenidos por el país en los últimos días.
Venezuela-OEA: una silla vacía
Por Luis Beaton